9 .- MUCHO ABARCAR, POCO APRETAR
dice
un dicho popular,
o aprendiz de todo, maestro
de nada, que es similar.
Muy curiosa esta sentencia
en relación con la edad,
pues cuando uno es un bebé
todo se quiere agarrar
y nada queda en sus manos
por falta de habilidad.
Se hace niño la criatura
y su egoísmo es monumental,
“esto es mío o para mí”
y todo el mundo a callar.
El niño deviene en infante,
siguiendo la historia igual,
“yo ya lo sé todo, madre”
Luego viene el jovencito
que se siente principal,
quiere devorar el mundo
como cualquier superman,
aprendiendo muchas cosas,
pero aún sin asimilar.
Después tornará en adulto
y algo tiene que cambiar,
muchos saben lo que quieren,
pero otros siguen con su afán,
con querer abarcar todo
y sin nada que apretar.
Ya en etapa de madurez,
los prototipos vendrán:
esos que de todo saben
de un modo superficial,
que rascando en su saber
su ignorancia aflorará;
los que como las cotorras
nunca terminan de hablar,
repitiéndose como ecos,
lo que aprendieron muy mal,
que el hablar mucho y siempre
no es signo de calidad;
otros que pierden su tiempo
picoteando sin parar,
en aquello y en lo distinto,
dudando en que flor quedar;
los que siempre todo abarcan,
lo suyo y de los demás,
pero que quedan sin fuerzas
cuando tienen que apretar.
Que es mejor abarcar menos,
pero sí en lo esencial,
que aparentar suficiencia
a costa de la nimiedad,
que por cantidad que sea
denotará zafiedad
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