25 .- A MI PRIMERA NIETA, MARTINA ( I )
Estrella fuiste, Martina,
antes de tu nacimiento.
Mas, de la gracia divina,
recibiste como obsequio,
una carita de dulce,
unos ojitos muy bellos,
una preciosa boquita
y una piel de terciopelo,
mudándote, bella estrella,
en un hermoso lucero,
musa graciosa y menuda,
de estos, mis felices versos.
Versos que sueñan caricias,
miradas de ojos tiernos,
risas que suenen a cantos,
palabras de nuevos cuentos,
aromas de ti, Martina,
para edificar, con ellos,
un poema de tus horas,
de tus días, de tu tiempo,
que sea para nosotros,
caro y bendito alimento.
Déjame, Martina mía,
que te robe algún silencio,
que tus primeros sonidos
los guarde por mis adentros.
Déjame, pequeña mía,
que te dedique estos versos,
natos en los desvaríos
de éste, tu querido abuelo.
Déjame, lucero amado,
que invente miles de cuentos,
para contarlos, Martina,
cuando tú, no tengas sueño.
Déjame, déjame y déjame,
que esté loco de contento,
contigo, perfume y brisa
de la rosa de mis vientos.
antes de tu nacimiento.
Mas, de la gracia divina,
recibiste como obsequio,
una carita de dulce,
unos ojitos muy bellos,
una preciosa boquita
y una piel de terciopelo,
mudándote, bella estrella,
en un hermoso lucero,
musa graciosa y menuda,
de estos, mis felices versos.
Versos que sueñan caricias,
miradas de ojos tiernos,
risas que suenen a cantos,
palabras de nuevos cuentos,
aromas de ti, Martina,
para edificar, con ellos,
un poema de tus horas,
de tus días, de tu tiempo,
que sea para nosotros,
caro y bendito alimento.
que te robe algún silencio,
que tus primeros sonidos
los guarde por mis adentros.
Déjame, pequeña mía,
que te dedique estos versos,
natos en los desvaríos
de éste, tu querido abuelo.
Déjame, lucero amado,
que invente miles de cuentos,
para contarlos, Martina,
cuando tú, no tengas sueño.
Déjame, déjame y déjame,
que esté loco de contento,
contigo, perfume y brisa
de la rosa de mis vientos.
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