SÁBADO, DÍA 22 DE AGOSTO
INTENTÉ HABLAR CON NUESTRA MADRE, PERO NO ME OÍA
Yo sí que la escuchaba perfectamente, pero mi voz no le llegaba a ella, por más que lo intentaba; así que recomendó ella misma que la llamara otro día. Cosas de los teléfonos.
Su gran preocupación es mi hermano Clemente, que como es más perezoso y no la llama con.la frecuencia que lo hago yo, piensa que está enfermo. Cosas de las madres.
¡Qué tristeza la vida suya! Quedar viuda cuando nosotros cumplíamos los dos añitos y quedarse sola para sacar adelante a cinco criaturas y sin ayuda de ninguna clase; cosa que consiguió,
y verse ahora en la soledad de una Residencia, por muy buena que fuera, impedida y con la terrible carga de casi un siglo de existencia.
¿Qué distinta hubiera sido su vida si hubiese vivido nuestra hermana, Cuqui! Cualquier día iba a abandonarla, pero el Señor se la llevó a los cielos para engrosar el coro de sus Santos, cuando tenía tan sólo unos 26 años.
¡Qué vergüenza de pago el que le estamos dando!, y mucho me duele el decirlo; aunque también, por su bondad, sabemos que nos perdonará. Y que viene también a hacernos reflexionar el que en un futuro de nuestras vidas, podamos recibir el mismo pago por parte de nuestros hijos, sin tener derecho a protestar ni a quejarnos...
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