martes, 18 de junio de 2024

VIVENCIAS DE UN AÑO MÍTICO. 1992

 
SÁBADO, DÍA 22 DE AGOSTO

INTENTÉ HABLAR CON NUESTRA MADRE, PERO NO ME OÍA

                    Yo sí que la escuchaba perfectamente, pero mi voz  no le llegaba a ella, por más que lo intentaba; así que recomendó ella misma que la llamara otro día. Cosas de los teléfonos.
                    Su gran preocupación es mi hermano Clemente, que como es más perezoso y no la llama con.la frecuencia que lo hago yo, piensa que está enfermo. Cosas de las madres.
                    ¡Qué tristeza la vida suya! Quedar viuda cuando nosotros cumplíamos los dos añitos y quedarse sola para sacar adelante  a cinco criaturas y sin ayuda de ninguna clase; cosa que consiguió,
y verse ahora en la soledad de una Residencia, por muy buena que fuera, impedida y con la terrible carga de casi un siglo de existencia.
                    ¿Qué distinta hubiera sido su vida si hubiese vivido nuestra hermana, Cuqui! Cualquier día iba a abandonarla, pero el Señor se la llevó a los cielos para engrosar el coro de sus Santos, cuando tenía tan sólo unos 26 años.
                    ¡Qué vergüenza de pago el que le estamos dando!, y mucho me duele el decirlo; aunque también, por su bondad, sabemos que nos perdonará. Y que viene también a hacernos reflexionar el que en un futuro de nuestras vidas, podamos recibir el mismo pago por parte de nuestros hijos, sin tener derecho a protestar ni a quejarnos...


                                                                    Gracias, mamá

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