211 .- EL JOVEN MAESTRO Y EL POBRE RATÓN (Experiencia vivida)
CAPÍTULO TERCERO
Por ello ninguno falta
a su cotidiana tarea,
ni el pequeño Cecilín,
con su abombada cabeza,
que cumpliendo los seis años
aquella escuelita estrena
y que se ríe de su maestro
cuando al nombrarlo "sesea".
Ni Juancho, que es el mayor,
con ya trece primaveras,
que al terminar este curso
tendrá que dejar la escuela
y su padre ya le buscó
un trabajo en Azuqueca.
Ni Roberto, Juan, Felipe,
Pepe y Pepito Aguilera,
Jaci, Toñín, Albertito,
hijo de la pregonera,
Lorenzo, Toribio y el bueno
de Marco, que algo bizquea,
pero que maneja la honda
con una grande destreza.
Conocido el personal,
uno vuelve a la historieta,
cuento que no es inventado,
pues fue cosa verdadera.
Cuando la jornada acaba,
casi todos tienen faena
en trabajitos, que nada
tienen que ver con la escuela,
unos buscan sus ovejas,
otros guardan las cabras, que
el pastor trae de vuelta,
los más grandes van a la fuente
que en el bajo se encuentra,
o ayudan a los mayores
en la tahona o la taberna,
y en los ratitos libres,
que ellos, siempre lo encuentran,
como son todos aún niños,
como en todas partes, juegan.
El Viso del Alcor, 19 de Junio de 2024
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