201 .- UN CHAPUCERO PARA LA GLORIA
CAPÍTULO CUARTO
El sonido de campanas
que paz de la plaza altera,
también al santo varón
de su dormir le despierta,
viendo que con paso firme
el clérigo se le acerca,
creyendo que no hubo tiempo
desde que aqueste se fuera,
para portarle noticias
y que además fueran buenas,
pues su estancia en la gloria,
donde la vida es eterna,
confúndele como marcha
el tiempo, allí, en la Tierra.
El clérigo muy nervioso
una misiva le entrega,
lacrada con papal sello
para que fuera secreta
con el fin de que tan sólo
San Pedro pudiera leerla.
Después de otorgar gracias
esta vez y más sinceras,
al curita que sonríe,
como si algo, este supiera,
despídelo con templanza,
viendo al cura que se aleja,
mostrando santa obediencia
y sin levantar cabeza.
Se dispone, algo nervioso,
a leer lo que aquella encierra.
pues la misiva es bien escueta,
ruégale el Sumo Pontífice,
que del lugar no se mueva
y que al sonar la hora nona
se acerque a la puerta vieja,
la más pequeña de todas,
la que dos ángeles cierran,
que parce que sonríen
a quien por ella penetra;
no es necesario llamar,
pues la puerta estará abierta ,
no debe preguntar nada,
ni siquiera al que le espera,
que le llevará en silencio
al lugar donde se encuentra
la persona señalada,
que resolverá el problema.
El Viso del Alcor, 8 de Junio de 2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario