222 .- EL FABRICANTE DE SUEÑOS
CAPÍTULO QUINTO
Pronto se abrieron escuelas
donde todos acudieron,
creyendo que en pocos días
problema sería resuelto,
más con el pasar de estos
los alumnos descubrieron
que era más fácil dormir
que aprender a tener sueños,
por lo que muchos desertan
de este anhelado deseo,
dejando centro vacíos,
con la rapidez del viento,
creando gran malestar
en aquel profesor nuevo,
que prepara sus maletas
para abandonar el pueblo,
porque se ve derrotado
ante fracaso tan cierto.
Con excusas se despide
de aquellos que le atendieron,
agradeciendo su trato,
repartiendo muchos besos
y al coger entre sus brazos,
de los hijo, al pequeño,
susúrrale algo al oído
que le deja boquiabierto,
con media lengua le dice
que en la noche tuvo un sueño.
Criatura, qué dijiste,
tu no sabes lo que es eso.
Estaba muy bien dormido
y de repente yo veo
en sitio que no conozco
a nuestro querido abuelo.
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