213 .- EL JOVEN MAESTRO Y EL POBRE RATÓN (Experiencia vivida)
CAPÍTULO QUINTO
Después de buen sobresalto
la tranquilidad le llega,
con paso lento y sonriendo
al agujero se acerca,
incluso allí se arrodilla
para verlo algo más cerca;
pero volvió la quietud
haciendo inútil la espera,
pues el ratón es muy listo
y cubierta su despensa,
con su estómago lleno,
su frágil vida no arriesga,
dejando sus aventuras
para cuando el hambre aprieta.
Cada tarde se repite,
como en un cine, la escena,
cuando dejan los alumnos,
en hora de la merienda,
la que fue durante el día
el lugar donde se asesan.
con mucha paciencia espera
que el simpático roedor
salga de su madriguera,
para recoger migajas
que sin querer, niños dejan.
Pronto le toma cariño
al ratón de orejas tiesas,
viéndolo salir de su casa,
en principio con cautela,
que va desapareciendo
cuando peligro no encuentra.
Con el paso de las tardes,
al maestro, más se le acerca,
se detiene en su correr
en las patas de su mesa
y con sus ojos pequeños
de mirada bien inquieta,
parece como observarlo
con curiosidad extrema,
mientras el joven sonríe
en tanto que lo contempla.
a igual hora, siempre llega,
recoge su menester,
por el aula se pasea,
procurando el menor ruido,
como buena estratagema,
y acabada su rutina
a su cobacha regresa,
no olvidando una parada
delante de la gran mesa;
pues últimamente allí,
trocito de queso encuentra,
que con paciencia coloca
el maestro de aquella escuela.
El Viso del Alcor, 21 de Junio de 2024
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