lunes, 19 de diciembre de 2022

RETAZOS DE UN AÑO, 1989, DÍA A DÍA

Lunes, día 10 de abril

                                        ANTONIO ME DEJA HELADO

         Hacía tiempo que no lo veía por el Ayuntamiento, incluso no asistía a las reuniones o actos importantes para el Partido. Me habían dicho que la úlcera de estómago le estaba de nuevo dando la lata.

         Ante esta situación tenía intención de verlo y charlar tranquilamente con él, para informarme y tratar de ayudarle si esto era posible. Entre una cosa y otra lo iba dejando y el alejamiento cada vez era mayor. Decidí acabar con esto y a través del teléfono  concreté una cita a las cinco de la tarde en la Cafetería Manoli. Al encontrarla cerrada decidimos vernos en el Eva, pero el hecho de que allí hubiera mucha gente finalmente nos llevó al Kosqui.

         Empezó a contarme su problema o mejor a intentar contármelo, sin saber cómo ni poder explicarme cuales eran  las causas de la crisis que estaba atravesando. Lo verdaderamente de su caso es que arrastra una depresión monumental, lo que le ha originado  además de un total abandono y dejadez – algo contrapuesto a su habitual forma de ser y actuar -, hasta un cierto asco hacia el hecho político, cosa que siempre ha sido su ilusión y a lo que se dedicó por entero sin trabas de ninguna clase.

         Y lo que más me sorprendió de su confesión fue la de su voluntad de dimitir y tirar todo por la borda sin importarle nada ni nadie para cambiar de opinión.

         Dejarme a estas alturas – pensando que fue el que me embarcó en gran parte en esta aventura – sería una dura faena, y creo que Antonio no será capaz de hacerlo.

         El tiempo, que casi todo lo cura, volverá a tener razones.


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