Martes, día 21 de marzo
DEL ROSA A LAS HORAS BAJAS
Sin motivo aparente hay días que para uno de una
situación normal pasa al gris. No es cosa del tiempo, pues luce el sol y no
hizo ni frío ni calor. No es el exceso de trabajo ni de preocupaciones, pues en
estas fechas casi festivas disminuye la presión de la gente y las mismas fechas
la alejan de los trámites oficiales. No es ningún motivo concreto, algo que te
sienta mal, alguna faena que te juegan, un accidente o desgracia, una
discusión… Nada, no hay nada de nada, simplemente que sin saberlo te vas desinflando
como un viejo globo y con poros microscópicos que no vemos por más que
esforcemos vista y oído, pero que nos lo deja lacio y flácidos en nuestras
manos.
No es tampoco la mala suerte la que te persigue, ni
siquiera la buena por resultarte esquiva. No es la soledad buscada ni la
compañía molesta. Es la razón de la sinrazón, la excesiva importancia a lo
ínfimo, es la ausencia de algo fundamental que evitaría estas situaciones y que
ya uno no sabe dónde encontrarlo o no quiere perderse en el tiempo para
buscarla.
Y sin saber el porqué, el azul, la luz, el sonido se te
convierten en gris, en oscuridad y silencio y no puedes evitar en términos
modernos la incipiente “depre”.
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