Hoy, en nuestro seguimiento de las cosas y seres que dibuja Adela, nos vamos a fijar en uno sólo de sus dibujos, el que publicamos a continuación, y que viene a resumir o sintetizar muchos de los elementos que la definen y que ya hemos señalado con anterioridad.
En primer lugar, el hecho de que destaque en sus rostros los ojos, que forman parte de una mirada clara, y firme, fundamental para las suyas criaturas. Le preocupa el cabello, que parece protegerlos, sobre todo en su parte central, con el tema ya mencionado en otras ocasiones, y con el contraste del cambio de color. No faltan brillos ni en la cabellera ni en los ojos; no se siente preocupada, en modo alguno, por el dibujo de la nariz, está ahí y le basta; sí, por contra suavemente destaca la sombras de sus mejillas, que disimulan algo sus pecas, que aparecerán con frecuencia en sus demás rostros. La existencia de la sencilla boca, que tampoco es aficionada a destacarla, si te fijas, no refleja tristeza en el conjunto; quizás, excesiva preocupación, seriedad prematura... Y completa el dibujo con un claro alegato por la delgadez.
De verdad, querida Adela, que nos encantan tus personajes; pero por ponerte algún toquecito de atención, mucho nos agradaría, en primer lugar, que sigas dibujando y escribiendo, que sin olvidarte de los "dieces" que te acompañan en tus estudios, nos mostrarás la alegría propia tuya, reflejada en el color y en los rasgos fundamentales de tus personajes.
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