49.- VIDA Y MUERTE
La vida y la muerte son,
en una misma moneda,
la cara, bendita dádiva,
la cruz, temida condena.
La vida pasa volando,
con alas de frágil cera,
que el tiempo va derritiendo,
dejando, sólo, sus huellas.
La muerte, paciente dama,
con nostalgia, nos espera,
no tiene pausa, ni prisa,
sólo quiere que la crean.
La vida escribe las páginas
de un libro de inciertas cuentas,
con tintas de mil colores,
con pluma de ave viajera.
La muerte dibuja cuadros
de llantos y penas gruesas
con la ayuda de un color,
el negro, de negras penas.
El hombre desde que nace
aprende dos grandes juegos,
uno, lo aprende jugando,
el otro, lo juega con miedo:
uno, está lleno de vida,
el otro, de mudos silencios.
En el juego de la vida
el tiempo pasa corriendo;
en el juego de la muerte,
por siempre, se agota el tiempo.
Todos los humanos juegan
partidas de estos dos juegos,
al principio, ganan todos,
al final todos perdemos.
La vida es casa de paso,
llena de puertas abiertas,
y a pesar de sus corrientes,
te agrada morar en ella.
La muerte es viejo castillo,
lleno de burdas leyendas,
fantasmas de un más allá,
que nadie quiere leerlas.
La vida es pájaro esquivo
que en libre albedrío, vuela,,
cuando quiere, mueve alas,
cuando no, se posa en tierra.
La muerte es un negro cuervo,
que siempre está a nuestra vera,
si puede, te rompe el alma,
cuando menos te lo esperas.
El hombre desde que nace,
viaja en dos grandes veleros,
uno, lo lleva a la mar,
el otro, al último puerto,
uno, se apaña con nada,
el otro, no tiene arreglo.
En el barco de la vida,
todos somos marineros,
en el barco de la muerte,
nadie quiere ser primero.
Todos somos navegantes
de estos dos grandes veleros,
al principio, gozan todos,
al final, nadie contento.
Santa Cristina, A Coruña, 18 de Junio de 2022
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