EL CALLEJÓN DE EL VIENTO, EN LA TRASERA DE LA PARROQUIA DE SANTA MARÍA DEL ALCOR, EN EL VISO.
No sabemos el porqué de que estas pequeñas vías están llenas de encantos en muchas poblaciones; aunque no llegan a la categoría de calle estos rincones tienen un sabor especial; quizás una de las causas de ello, sea por su misma pequeñez, con pocos vecinos como moradores y que consideran como una continuación al aire libre de sus propios hogares. Lo que les invita a que lo cuiden más, que además por su escaso tránsito, se mantienen limpios, y en donde curiosamente nunca o casi nunca faltan macetas en sus fachadas. Otra razón podía ser la de encontrarse en lugares recónditos, en recovecos, cuya paz y silencio sólo son alterados, salvo en fiestas muy señaladas, por el sonar de las campanas por estar al cobijo, como en este caso, de su templo grande.
Si bello es este Callejón del Viento en su subida, con una perspectiva distinta, también se muestra encantador en su bajada. Para nosotros fue un verdadero placer darle vida en nuestras plumillas, dibujo que nos relajaba sin tener grandes valores arquitectónicos, que nos invitaba a no tener prisa, posiblemente por su misma sencillez.
Lo que nos permitía detenernos en los pequeños desconchones de alguna de sus fachadas o incluso en el cableado también blanqueado de sus viviendas. Esta perspectiva es la de su subida y mañana nos detendremos, desandando el corto camino, en la bajada. Y estamos seguros de que sus vecinos estarán orgullosos del lugar donde viven, de su paz.
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