Nada más llegar a esta localidad, que como dice el reclamo de su existencia que se encuentra en una de las rotondas de una de sus entradas, que nacieron en la nueva carretera de circunvalación, que está en el corazón de los Alcores y en poco tiempo descubrimos muchas de las cualidades y quehaceres de sus habitantes y en especial los que estaban relacionados con el hecho cultural. Y una de las aficiones de algunos grupos de su gente era para cubrir los ratos de ocio, lo mismo que la tarea de adornar con papeles de colores, estupendamente laborados, con mucho arte, originalidad y primor, para lucir sus carrozas en las Romerías de su pueblo, y entre otras muchas, encontramos en el grupo de amigos entre los que nos movíamos, que casi todos habían participado en ocasiones como aficionados, por supuesto, en representaciones teatrales.
Por otra parte, cuando uno desembarca en cualquier lugar, con las pilas cargadas y con un montonazo de ilusiones, con los años que teníamos, con ese afán de quererse uno comer el mundo y dedicado además a una tarea tan noble como asesar a criaturas, instruirlas y sobre todo, que ese era nuestro caso, de hacer hombres y mujeres para su futuro que tuviesen como un objetivo principal el de ser buenas gentes y el haber participado desde nuestra juventud en muchas actividades relacionadas con la dramatización, nos iban abonando el terreno, para que una de nuestras propuestas para colaborar con este pueblo, entre otras muchas posibles, fuera la de HACER ALGO QUE UNIERA EL TEATRO CON LOS NIÑOS.
Y encontrándonos con otras personas que posiblemente pensaban como nosotros o nosotros como ellos, con estas dos razones, se siembra la semilla en aquellas interminables reuniones, quizás demasiadas pretenciosas, de mejorar la calidad de la enseñanza, con locuras como estas, pero sin perder nunca ni la realidad que nos rodeaba ni tampoco el norte de su esencia. Y así pudo surgir la Semana Provincial de Teatro Infantil, que caló en muchos aventureros como nosotros y que un triste día desapareció porque así son las cosas; eso sí, dejándonos unos recuerdos imborrables, como el del Rey que perdió su uña, o como el de la Escoba que quería barrer, o como la del Marcelino Pan y Vino de Martín Vega..., por señalar algunos.
CARTEL DE LA IV SEMANA DE TEATRO INFANTIL DE EL VISO DEL ALCOR
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