miércoles, 17 de noviembre de 2021

NUESTRAS CARICATURAS Y RETRATOS

                         Con la de hoy, terminamos con el capítulo de las hijas de nuestros queridos Teo y Auxiliadora, tres soles para los que tenemos la suerte de conocerlas desde que nacieron, con pequeñas sombras como todos los mortales, pero que no enturbian para nada su luz. Helena es la mayor de las tres y aunque sus progenitores fueron los mismos, ellas son bien distintas.


                        Eso sí, agraciadas y cariñosas son las tres, además de compartir otras muchas virtudes. La caricatura, como puede verse, refleja tiempos muy lejanos en que tuvo que renunciar sobre todo a salidas y diversiones para dedicarse a algo tan distinto como lo de tomarse en serio sus estudios. Felizmente su esfuerzo se vio recompensado y consiguió más que una titulación académica, que sí la obtuvo también, el satisfacer una incipiente vocación, la de encontrarse laboralmente con algo que le encantaba y que venía a demostrar en cierto modo la influencia genética y paterna, de moverse en el mundo de la Sanidad.

                        Mi afecto hacia las tres es notable y creo que ellas responden al mismo con idéntica moneda; aunque yo me autotitulo como "tío postizo", ellas eso no se lo toman en broma y ejercen la generosidad de ser "sobrinas" de las de verdad.

                        Y como no quiero que se me vea el plumero, asomando aquí un relato de las muchísimas virtudes que acompañan a Helena, voy a referirme a dos de ellas; una casi de pasada, la de ser una estupenda madre y esposa, que no necesitó licenciarse en estas dos materias en ninguna universidad, porque lo vivió de cerca en su ambiente familiar, y la otra algo más complicadilla, la de ser muy atrevida, osada y valiente, cuando entra en la nómina de la emigración. Ella quiere trabajar, pero el sistema de la Sanidad Pública nuestra, por las razones que sean y que no vienen al caso, no le permite hacerlo de forma continuada, se la ofrecen como píldoras a tomar de tiempo en tiempo...y un día hace las maletas y emigra a un nuevo mundo, aunque relativamente cercano, y sale adelante porque es fuerte y sabe lo que quiere. Y hasta su pequeña Enma nace en Londres, lejos de la mayoría de sus seres queridos, y ella está donde tiene que estar. Menos mal, que siempre tuvo como buena sombra o como ángel de la guarda, a su lado, al padre de la criaturita, a su "Palma".


                        ¡Ojalá que esa mirada clara y sincera, y esa incipiente sonrisa tuya nunca nos falte, querida Helena, y que sepas guardar un poquito de tu amor para el "tito postizo" de la casa!


No hay comentarios:

Publicar un comentario