sábado, 2 de enero de 2021

VOLVIENDO A LA NIÑEZ, CON LÁPICES DE COLORES

2ª Entrega

Walt Disney siempre será considerado como el padre de la “Fábrica de Sueños” y el gran ilustrador de la fantasía infantil. Siempre envuelto en la leyenda, pues hasta no faltan en torno a su figura, quienes dicen que su lugar de nacimiento fue en la población almeriense de Mojácar y que jamás pensaría cuando dio vida a una de sus primeras criaturas, el ratón Mickey Mouse, que iba a alcanzar la tan brutal fama con sus personajes.

             Curioso es señalar que con solo 7 años ya vendió sus primeros bocetos a sus vecinos. También que a los 15 años era repartidor de periódicos, como lo fuera su padre, y vendedor de chucherías en la estación de ferrocarril, cuestión que alternaba con la creación de historietas para el periódico de su instituto, en las que trataba temas políticos y los relacionados con la primera Guerra Mundial; llegando incluso a falsificar su edad para alistarse en el ejército de los EE.UU., viniendo incluso a Europa, donde llegó a conducir ambulancias, pero no entrando nunca en combate.

Mal estudiante, pero excelente hitorietista, ya que su verdadero sueño fue el de ser artista en este campo.

Y sería en Hollivood donde crearía con su hermano Roy la Disney Brothers Studios, al que pronto se uniría su amigo de toda la vida Ubbe Iwerks, dedicándose a crear más personajes y guiones.

Después de la aparición de Mickey Mouse, en cortometraje mudo, y que tuvo escaso éxito, hasta que le incorporó el sonido, vinieron las “sinfonías tontas” y aparecían por primera vez el Pato Donald, Pluto y Goofy; siguiéndole la de “Los tres cerditos”, hasta desembocar en su primer largometraje, en el que los dibujos animados podían ser ya considerados como un género en sí mismo y que no fue otro que el de “Blancanieves y los siete enanitos”.

                      


                  


      







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