VOLVIENDO A LA NIÑEZ, CON LÁPICES DE COLORES
2ª Entrega
Walt Disney siempre será considerado
como el padre de la “Fábrica de Sueños” y el gran ilustrador de la fantasía
infantil. Siempre envuelto en la leyenda, pues hasta no faltan en torno a su
figura, quienes dicen que su lugar de nacimiento fue en la población almeriense
de Mojácar y que jamás pensaría cuando dio vida a una de sus primeras
criaturas, el ratón Mickey Mouse, que iba a alcanzar la tan brutal fama con sus
personajes.
Curioso es señalar que con solo 7 años ya vendió sus primeros bocetos a sus vecinos. También que a los 15 años era repartidor de periódicos, como lo fuera su padre, y vendedor de chucherías en la estación de ferrocarril, cuestión que alternaba con la creación de historietas para el periódico de su instituto, en las que trataba temas políticos y los relacionados con la primera Guerra Mundial; llegando incluso a falsificar su edad para alistarse en el ejército de los EE.UU., viniendo incluso a Europa, donde llegó a conducir ambulancias, pero no entrando nunca en combate.
Mal estudiante, pero excelente hitorietista,
ya que su verdadero sueño fue el de ser artista en este campo.
Y sería en Hollivood donde crearía con
su hermano Roy la Disney Brothers Studios, al que pronto se uniría su amigo de
toda la vida Ubbe Iwerks, dedicándose a crear más personajes y guiones.
Después de la aparición de Mickey Mouse, en cortometraje mudo, y que tuvo escaso éxito, hasta que le incorporó el sonido, vinieron las “sinfonías tontas” y aparecían por primera vez el Pato Donald, Pluto y Goofy; siguiéndole la de “Los tres cerditos”, hasta desembocar en su primer largometraje, en el que los dibujos animados podían ser ya considerados como un género en sí mismo y que no fue otro que el de “Blancanieves y los siete enanitos”.
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