Entrega 3. Escrito 15
LA PANDEMIA Y COSTA BALLENA
Hoy, un desconocido y atípico 16 de junio de 2020, a punto de acabar la
impopular “desescalada” y de alcanzar, a tan solo unas horas, la “nueva
normalidad” (nominación caprichosa del sr. Sánchez) se me abren las carnes por
la dominante incertidumbre y los miedos que nos plantea el cercano futuro, en
el en que nos veremos inmersos dentro de un rato.
Después de haber despertado a mi dormido “Tiroides” el fatídico
confinamiento causado por la chinada del coronavirus; el cual, para luchar,
contra el bichito, decidió inhibirse y regalarme agudas molestias que no deseo
a nadie. No sirvió de nada la conformidad, la aceptación del regalito, había
que seguir adelante y con la ayuda de la “Endocrina” (casualmente con el nombre
y apellido de mi querida suegra) Mejoré y por recomendación de mi Rosario,
acepté viajar a Costa Ballena, donde disfrutamos, de momento, de un modesto
piso.
Y
aquí me encuentro, en un lugar preferido de la vivienda, acompañado del querido
ordenador, soporte de mi escribir, cómplice de mis pensamientos, de mis
querencias y de mis osadías literarias.
El
tiempo magnífico, si tenemos en cuenta que la temperatura es respetable pero no
extrema y la brisa marina suaviza el ambiente y nos anima a disfrutar después
de tanto “padecimiento pandémico”.
El
primer paseo playero ballenero, con una gran bajamar, a punto de finalizar su
andadura, un gratificante fresquito por la orilla de una mar en calma chicha,
libre el pensamiento y sobradas ganas de gozar, resultó la mejor medicina para
este octogenario, algo hipocondriaco y bastante quejica, empeñado en jugar a
hacer muchas nuevas cosas, sin mucho tiempo para ello. Entre ellas, la de aunar
y conjuntar los rescoldos de la pandemia, aún no vencida del todo, y el
consolador renacer vital en Costa Ballena, recogido y reflejado en este
escrito.
Doy fe, como padre de la criatura, que éste, es puro entretenimiento,
ejercicio práctico de escribir sin ninguna pretensión literaria, olvidando y
ajeno a cualquier lector.
Costa Ballena es refugio, amparo y arrimo familiar, caja de disfrute, y
la padecida pandemia es desamparo, dispersión en encierro. Nada en común y todo
nuevo, estreno de una distinta y extraña manera de sobrevivir y vivir, a la
vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario