miércoles, 7 de octubre de 2020

En tiempo de PANDEMIA

 

Entrega 3. Escrito 15

LA PANDEMIA Y COSTA BALLENA

     Hoy, un desconocido y atípico 16 de junio de 2020, a punto de acabar la impopular “desescalada” y de alcanzar, a tan solo unas horas, la “nueva normalidad” (nominación caprichosa del sr. Sánchez) se me abren las carnes por la dominante incertidumbre y los miedos que nos plantea el cercano futuro, en el en que nos veremos inmersos dentro de un rato.

     Después de haber despertado a mi dormido “Tiroides” el fatídico confinamiento causado por la chinada del coronavirus; el cual, para luchar, contra el bichito, decidió inhibirse y regalarme agudas molestias que no deseo a nadie. No sirvió de nada la conformidad, la aceptación del regalito, había que seguir adelante y con la ayuda de la “Endocrina” (casualmente con el nombre y apellido de mi querida suegra) Mejoré y por recomendación de mi Rosario, acepté viajar a Costa Ballena, donde disfrutamos, de momento, de un modesto piso.

     Y aquí me encuentro, en un lugar preferido de la vivienda, acompañado del querido ordenador, soporte de mi escribir, cómplice de mis pensamientos, de mis querencias y de mis osadías literarias.

     El tiempo magnífico, si tenemos en cuenta que la temperatura es respetable pero no extrema y la brisa marina suaviza el ambiente y nos anima a disfrutar después de tanto “padecimiento pandémico”.

     El primer paseo playero ballenero, con una gran bajamar, a punto de finalizar su andadura, un gratificante fresquito por la orilla de una mar en calma chicha, libre el pensamiento y sobradas ganas de gozar, resultó la mejor medicina para este octogenario, algo hipocondriaco y bastante quejica, empeñado en jugar a hacer muchas nuevas cosas, sin mucho tiempo para ello. Entre ellas, la de aunar y conjuntar los rescoldos de la pandemia, aún no vencida del todo, y el consolador renacer vital en Costa Ballena, recogido y reflejado en este escrito.

     Doy fe, como padre de la criatura, que éste, es puro entretenimiento, ejercicio práctico de escribir sin ninguna pretensión literaria, olvidando y ajeno a cualquier lector.

     Costa Ballena es refugio, amparo y arrimo familiar, caja de disfrute, y la padecida pandemia es desamparo, dispersión en encierro. Nada en común y todo nuevo, estreno de una distinta y extraña manera de sobrevivir y vivir, a la vez.



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