Entrega 3. Escrito 13
ESCURRIR EL BULTO
Para ello, para eso de escurrir bultos, el gobierno (más desgobierno que
gobierno) cuenta en sus filas, con auténticos especialistas, capaces de hacer
blanco lo negro, de acusar a los adversarios de sus errores, de mentir y mentir
sin límite, etc., etc.
Con el tiempo, sin que nadie lo remedie, los bultos se hacen montañas,
los escándalos se multiplican y, llegado a un límite extremo, será el momento
propicio para cortar por lo sano, en evitación de males mayores.
En
estos tiempos epidemiológicos, del coronavirus chino, de sangrante pandemia,
los practicantes del escurrir los bultos tratan de hacerse dueños del cotarro
político y se convierten en maestro de la acusación, practicando con maestría
los tiempos del verbo acusar. Yo te acuso, porque tú me acusas. Yo no me acuso,
porque ya lo haces tú. Disfruto acusando a los demás de mis carencias o mal
hacer. Yo acuso a todo el mundo, incluso al Tato, antes de que me acusen. Yo
acuso por acusar y…
Los magistrados, padeciendo contagio de los políticos, ya no acusan,
escurren el bulto. El Constitucional, el Supremo, la Fiscalía duermen y callan
en pro de los “escurrimientos”. El gobierno, artista del escurrir, pacta con
quien sea, para sálvese quien pueda, que yo me las busco bien para el impuro
mantenimiento en el poder. ¿Dónde está Felipe VI? No caigas en la tentación de escurrir bultos.
Y
lo peor de todo es que no se vislumbran indicadores de decaimiento, que los
escurridores crecen como las amapolas silvestres. Igual que los bultos, se
multiplican como los rebrotes y sus contagiados, sin saber adónde vamos a
llegar con estas prácticas suicidas.
Espero y deseo que no todos los humanos nos hagamos de la sexta del
escurrir bultos. Si así fuera, nos merecemos el gobierno que tenemos, más
políticos para mamar de la teta del Estado y más desgracias todavía.
¡Dios nos libre, que nos pillen confesados y libre de escurrimientos de
bultos malignos!
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