Entrega 4. Escrito 1
LOS GARBANZOS NEGROS EN EL CORONAVIRUS
En
el comportamiento humano de los pobladores hispanos ha habido y sigue habiendo
cantidades ingentes de GARBANZOS NEGROS en el asunto de la cobid-19. Creyendo
que ésta se ha acabado y que, sin las milagrosas y ansiadas vacunas, estamos
libres de contagios y de muertes. La gran mayoría son jóvenes irresponsables,
inmaduros e inconscientes, familias de todo tipo y celebraciones masivas sin
ningún tipo de protecciones recomendadas. Son estos GARBANZOS NEGROS los que
auguran fatídicamente un retorno a un nuevo confinamiento y sus
correspondientes encierros. ¡Como de costumbre pagarán justos por pecadores!
En
el gobierno, por muy bien que se pongan sus miembros, por muchas reuniones de
prensa informativas del presidente y de los equipos presididos por Illa, Simón
y demás personajes, muchos todavía desconocidos, también nos topamos con
GARBANZOS NEGROS de primer orden. En principio, los que nos dijeron que el
coronavirus iba a ser una más de las gripes que padecemos anualmente; que las
mascarillas no eran necesarias y luego supimos que es que no habían tenido la
previsión de proveerse de ellas. Otros, de este mismo bando, los que compraron
a lo loco y sin garantías de fiabilidad, los que nos encerraron por tiempo casi
indefinido, los que nunca pidieron perdón por los errores cometidos, los que
aprovechando la pandemia gobernaron por decretos leyes; los que negaron las
subvenciones a los centros educativos concertados, y más y más chanchullos,
mayores y menores. Estos son los GARBANZOS NEGROS del poder y del orden.
Pero aún quedan más GARBANZOS NEGROS. Aquellos que medraron en tiempo de
pandemia para enriquecerse ¡que también los hubo! Aquellos que siguen sin
cumplir las recomendaciones sanitarias. Aquellos que infectan con
malintencionados bulos (algunos demenciales e increíbles) las llamadas redes
sociales (redes, porque la gente pesca en aguas tranquilas o ríos revueltos,
sin el menor de los escrúpulos y de sociales, casi nada de nada) Aquellos que
les gusta jugar a la ruleta rusa sin tener en cuenta que una única bala perdida
del coronavirus puede contagiarlo o, en el peor de los casos, matarlo. Aquellos
que, olvidados de la prudencia, fanfarronean de que no pasa nada. Aquellos
tontainas que van a discotecas donde no se puede bailar o que, convertida en
masa aborregada, celebran triunfos deportivos o de otros tipos, saltándose
todas las normas sanitarias, sin pensar que el “bichito” está entre nosotros,
haciendo el agosto y los demás meses del año. Aquellos que consienten, permiten
y hacen la vista gorda cuando su obligación es parar esta locura.
Hay
muchos GARBANZOS NEGROS. Más de lo que pensamos. Tarea tenemos para apartarlos
de los llamados blancos. Seguro que algunos de estos descerebrados,
propagadores del virus, me acusa de racista por lo de garbanzos negros y
blancos. Las fórmulas para conseguirlo no sé cuáles son, pero, algo habrá que hacer,
si no queremos comernos esos GARBANZOS NEGROS.
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