miércoles, 14 de octubre de 2020

En tiempo de PANDEMIA

Entrega 4. Escrito 12

¡A POR CASI TODO!

      En estos revueltos tiempos de hermanadas y graves crisis, una plaga de antitodo y antitodos se pasea por las calles, los pueblos, las ciudades y los campos, tratando de dinamitar casi todo lo que encuentra a su paso. ¡Pobre de nosotros si caemos en las manos o, a los pies, de esta sacrílega barahúnda de destructores!     

      Muchas estatuas fueron decapitadas, derribadas de sus pedestales, mancilladas, pintarrajeadas, por el hecho de ser personajes históricos no reconocidos por esta turba de ignorantes.

     Las calles sufrieron cambios en su nominación a capricho de estos enemigos del pasado reciente o lejano. Con importantes meteduras de pata a la hora de elegir a los castigados.

     Hoy, con una virulencia extrema, le toca al rey emérito Juan Carlos I, a la institución monárquica, a la jefatura del estado y, de rebote, al monarca actual Felipe VI. No sabemos cómo va a terminar este insano “culebrón”, pero con seguridad, no traerá nada bueno para España y los españoles.

     Y no digamos nada del desprecio, el rechazo y la calentura barriobajera de algunos (muchos) de acabar con la enseñanza concertada, con la religión, con la lengua hispana y con todo lo que huela a libertad. Aunque muchos de estos “lechuguinos” a lo hora de llevar sus hijos al cole, los llevan a centros concertados, renegando de los públicos. La historia se repite en la elección de hospitales.

      El adoctrinamiento permanente en varias Comunidades Autónomas, el antiespañolismo, el virus del separatismo campean a sus anchas por aquí y por allá, y entre todos, activistas y pasotas conformistas, conseguiremos la destrucción total o parcial de España y el triste olvido de sus valores tradicionales, que avalan la celebrada consideración de gran nación.

     Las elecciones siguen a los pies de los caballos de D´Hondt, y no hay “dios” que revierta o acabe con esta ley, buena para los comienzos de la joven democracia española, pero obsoleta, anticuada e injusta en los tiempos actuales. Y la machacona obsesión por cambiar total o parcialmente la “Constitución del 78” y, de paso, el cambio de forma de gobierno y estado con el correspondiente paso de la Monarquía Parlamentaria a la República. La ofuscación de algunas regiones españolas de alcanzar la independencia a costa de lo que sea, de trocear España, de romperla a cachos, saltándose las normas constitucionales, las leyes y lo que nos mantiene unidos.

      El poder de las minorías, chantajistas habituales, pescadores de ríos revueltos, aprovechados, dispuestos a venderse por un mísero plato de lentejas frías e incomibles.

      Aparecen como regeneradores, como salvadores de los más débiles socialmente. Disfrazados de mansos corderos y amos de una falsa palabrería, tratan de convencer a los más débiles mentalmente. Sembradores de odios, separatismos y rupturas, todos ellos, armas de las más rastreras ideologías.

      No podemos olvidar sus violentos ataques a la religión católica, la respetada de siempre, en la enseñanza y en la vida cotidiana que, en otros tiempos pasados, hubieran terminado en criminal quema o destrucción. ¡Cuidado con este apartado!     

      Mañana será tarde, si no derrotamos en las urnas a estos antitodo y antitodos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario