jueves, 1 de octubre de 2020

En tiempo de PANDEMIA

 

Entrega 3. Escrito 1

LAS 0SCURIDADES Y EL AMANECER

     Título robado y modificado de la última obra de Ken Follett, LAS TINIEBLAS Y EL ALBA, que será presentada el próximo 15 de septiembre. Creo que el escritor británico, autor, entre otras, de LOS PILARES DE LA TIERRA, no tendrá en cuenta, ocupado en internacionales y mayores glorias, la usurpación disfrazada del título de la que, con toda seguridad, será otro éxito mundial; aplicado, por este modesto escribano, a un breve comentario de un cabreado súbdito español contemporáneo, sumergido en la pandemia (algo como “la peste” relatada en algunas de sus novelas) del coronavirus.

    Las tinieblas y las oscuridades en el tiempo de la covid-19, en España, han sido y son tenebrosas, lóbregas, sombrías, tristes y tétricas, sobradas de contagios, de muertes, de confinamientos, de atentados contra la libertad, de secretismos (nunca sabremos los personajes del comité de expertos) de no saber contar, de desprecio a los ciudadanos, de ninguneo a los adversarios políticos y de mentiras y engaños. Temas más que suficientes para escribir una dramática novela, un luctuoso novelón, real como la vida misma, con una única premisa: la de nunca olvidar.

     Las tinieblas y el oscurantismo vagaron a sus anchas sobre las pieles de los mayores, de los inocentes, sobre las almas y los cuerpos de un pueblo desprotegido y desamparado. Mientras, los encargados de disipar las tinieblas y los que tenían que derribar al oscurantismo, acomodados en sus poltronas de oropel, dejaban avanzar a los bichitos de china, olvidados de la verdad, de la información veraz, de la defensa de la vida y de usar su barata ideología como arma contra los virus y contra todo aquel que no coincidiera con sus obsoletos pensamientos y actuaciones.

     Las tinieblas y el oscurantismo despertaron, en los sufridos ciudadanos (hoy, más súbditos que ciudadanos) horrores, miedos, pánicos, odios, enfrentamientos, incomprensiones, bandos, camarillas. Las tinieblas y el oscurantismo dibujaron un panorama siniestro de futuro con toda su carga de padecimientos por venir. Las tinieblas y el oscurantismo, en manos de los mandamases de esta querida España, se convirtieron en panes negros de cada día, amasados y horneados en despreciables tahonas de imprevisibles resultados.

     Junto a esta sucia niebla, este sombrío panorama o esta oscura negritud se despiertan, poco a poco, cálidas voces de esperanza de albos amaneceres, de benditas ilusiones, de clamores festivos y, ante todo, la ansiada marcha de los “elegidos”, la desaparición de los “salvadores”, del obsoleto y dañino caudillaje, de los mentideros políticos, de los nefastos progres, de los fomentadores del odio fratricida, de los rancios dogmatismos y de todos aquellos que  trabajan y viven para romper y acabar con España.

      La utopía, desnudada de sus quiméricas vestimentas, vestirá su sueño con ropajes de limpio y albo amanecer y, entonces, volveremos a la auténtica y deseada NORMALIDAD, para decirle al mundo de los agoreros que fuimos capaces de levantarnos después de la dolosa caída y desterrar a la nada las tinieblas y los oscurantismos de los que se creyeron dueños absolutos de este País nuestro.

      ¡Así sea!



No hay comentarios:

Publicar un comentario