Entrega 2. Escrito 20
EL ARTE DE COMPRAR VOTOS
Todos, sin excluir a ninguno, tienen su propia ideología, cambiante
según bajen, agitadas o mansas, las aguas del poder en manos de la diosa
fortuna. Todos, sin dejar atrás a ninguno, utilizan tácticas y triquiñuelas
para conseguir el VOTO de los ciudadanos, en las periódicas elecciones
populares.
Estos VOTOS se pueden conseguir lícita o ilícitamente. Hoy, en esta
España (que no sabemos si es nuestra o no) se supone (mal supuesto) que los
métodos utilizados para conseguir el VOTO son los lícitos. ¡Craso error! Quizás
nos encontremos, en la actualidad, entre los primeros del ranking de países
occidentales que, por mor de un pasado a olvidar, gozan y utilizan técnicas no
muy aplaudidas, ni aceptadas y, en ocasiones, inmorales.
Creemos que los caciques y el caciquismo de otros tiempos son cosas
pasadas (no olvidadas) que desaparecieron “per sécula seculorum”. ¡Pobre de
nosotros, ingenuos votantes! Hoy, estos señores, amigos de lo caciquil, siguen
merodeando por nuestro rededor político y dándonos muestras sibilinas de su
apego a tales maniobras antidemocráticas, de comprar o imponer VOTOS.
Hoy, aquí, se cuecen habas de todas clases y tamaños. Son muchos los
inventores de maneras de comprar VOTOS y muchos más, los que aplican estos
modos en beneficio propio y de sus allegados. Los partidos políticos, poco a
poco, han ido perdiendo sus pieles de honradez, quedándose en mercaderes de
VOTOS a costa de todo, legal, ilegal, lícito e ilícito, sin tener en cuenta, el
precio a pagar y los resultados de sus despreciables actuaciones. De forma
sibilina se inventan subsidios, ayudas, prebendas, socorros, asistencias para
embaucar a los vulnerables, a los desfavorecidos, a los marginados, a los sin
casi nada. Se suben migajas, calderillas a los peores pagados, mientras, con
nocturnidad y alevosía, los compradores de VOTOS se sobrepasan en sus oscura y
gruesas subidas de sueldo.
La
mentira, el engaño, las falsas promesas, las pervertidas palabras sirven, de
forma clandestina y perversa, para comprar VOTOS y más VOTOS. Los caciques
actuales, con pieles de mansos corderos, artistas de las artimañas y las
triquiñuelas, se pavonean, sin escrúpulos, al contemplar sus sacos llenos de
VOTOS.
En
la historia de los pueblos siempre aparecen “líderes” acompañados de
domesticados jefecillos y una tropa de voceros, dogmáticos todos ellos,
dispuestos a comprar VOTOS de izquierda, de centro, de derecha, de levante, de
poniente, de ricos, de pobres, de buena o de mala gente, de ilustrados, de
ignorantes, de comprados, de vendidos, de rojos y de azules, de santos y demonios
y de todo aquel que esté dispuesto a comulgar con ruedas de molino.
No
nos haría falta ningún ejercicio publicitario (en política, propaganda) para
comprar o vender VOTOS. Basta con saber emplear ASTUCIA, PROMESA, ENGAÑO y
MENTIRA. Y cuánto más de estos, más se llenarán las alforjas de los
despreciables COMPRADORES DE VOTOS.
¡Hay pena, penita apena de los moradores de esta tierra sin par, España!
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