Entrega 2. Escrito 16
LAS COLAS DEL HAMBRE
Aquellos, nunca olvidados, tiempos de la posguerra, desgraciadamente, se
repiten en esta España nuestra de hoy, de modernidades y de inclementes
atrasos, con claros paralelismos y profundas colisiones.
Pocos supervivientes nos quedan de aquella fratricida y maldita guerra.
Bastante somos los hijos de la posguerra que todavía pululamos, bullimos o
trajinamos por el “suelo patrio” (nominación no muy aceptada por tirios y
troyanos españoles) con la tarea, sobre los hombros curvados de longevos
habitantes, de no repetir semejante barbarie.
La
torpeza, la estupidez, la vanagloria y otros muchos perversos caminos
transitados y puestos a punto por el hombre, de aquí o de allá, son siempre atributos
deleznables de los hombres que carecen de humanidad, que dejan de ser hombres
para convertirse en tristes sucedáneos de desmadejados individuos.
Nunca
pensé, nunca imaginé que, en estos tiempos de sobrados adelantos tecnológicos,
de derroches, de despilfarros, de abyecto consumismo, de toneladas de basuras y
desperdicios y de otros muchos “adelantos” de la modernidad, pudiéramos volver,
en este España nuestra, al triste coleccionable de las estampas de LAS COLAS
DEL HAMBRE. ¡Chocante situación! ¡Castigo merecido por no elegir bien a
nuestros gobernantes! ¡Escarmiento justo por olvidarnos de hacer los deberes de
educación, salud y trabajo! ¡Correctivo al pasotismo deshumanizado! ¡Premio al
narcisismo, a los absurdos egos, a los malvados odios y a la maligna envidia!
Pecados todos de casi todos nosotros, crecidos hasta altísimas cotas de
perniciosos individualismos, en un mundo “globalizado”.
Pobres, aquellos que se ven obligados a buscar en las COLAS DEL HAMBRE y
pobre de nosotros, causantes de tamaña humillación, vergüenza y degradación.
Al
final de esta pandemia, seguirán gobernando los mismos, con los mismos modos y
maneras, con la misma desfachatez, con las mismas mentiras, con la misma
ineptitud y con las mismas, o más, COLAS DEL HAMBRE, y seguiremos aceptando
sumisos, silentes y desvergonzados estos siniestros “paseos”, sumergiendo en
los infiernos nuestras miserias de hombres del siglo XXI.
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