Entrega 1, Escrito 13
HOY,
12 DE ABRIL, CUMPLEMÉS DE NUESTRO ENCIERRO.
Una miradita hacia atrás y ya llevamos un mes de encierro obligado, sin
pisar la querida calle, ese espacio vital que tanto necesitamos.
Y
tuvo que ser una pandemia oriental, venida del oriente, la que nos confinó, sin
comerlo ni beberlo; la que nos dio y nos sigue dando, lecciones magistrales del
valor de la CALLE y, al tiempo, del valor del HOGAR (pequeño, grande, propio,
alquilado, antiguo, moderno, etc.)
Y,
algo cansados y bastante aburridos, miramos hacia el futuro con cierto
escepticismo, agobiados por la incertidumbre, superados por las astronómicas
cifras de fallecidos y de contagiados (y los que habré de contar) gracias al
funesto y desastroso “hacer” (sálvese quien pueda) de los responsables de poner
“punto final” a esta macabra película, en la que todos somos protagonistas.
Y sumergidos
en las ciénagas, en los lodazales de las cifras y estadísticas oficiales que,
aliadas con las más crueles mentiras, tratan de alienarnos, de convertirnos en
números despersonalizados, incapaces de discernir entre las verdades y las
falsedades.
Y
¿Cuántas “y” podríamos añadir a esta reflexión mañanera, a esta inservible
cavilación dominguera, cargada de desesperanzas, de perplejidades, de dudas y
de miedos?
Y
termino con la sana intención de eliminar la “y” de los yugos opresores, pandemia
universal inventada por el hombre para domeñar al HOMBRE.
Y…
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