martes, 13 de noviembre de 2018

Al rescate de Calabuig 2


Jueves, 1 de noviembre de 2018.
A 203 días...

POR ARTE DEL “BIRLIBIRLOQUE” APARECIÓ EL PARAGUAS PERDIDO.
¡A LA RICA PAELLA Y AL TORTILLÓN, CAIGA QUIÉN CAIGA!



     Algunos pensaron que iba a cambiar mi decisión de no “moverme” de tu villa, Javier. Poco me conocen. Sigo en mis treces, catorces, quinces, etc., de, hasta el domingo, permanecer en tu hogar.

     Hoy amaneció un magnífico día, el paisaje serrano, la luminosidad, el radiante sol andaluz y la grata temperatura, me ayudan a ser optimista, a sentirme bien, a recuperar el buen talante de animado narrador, de empedernido contador de lo intrascendente, de lo cotidiano, de lo cercano, de lo que abarcan mis manos y mis sentidos.

     El día de todos los Santos y el día de mañana, me obligan a repasar el santoral de los santos conocidos y a reconocer y recordar a todos los santos difuntos familiares, amigos, conocidos y desconocidos. Días muy especiales para todos nosotros, futuros reciclados, de paso en este agradecido o cochino mundo, según la cristalería utilizada. Días muy especiales y rentables para los floristas, en todas sus especies, clases y categorías, por aportarnos el elemento más apreciado, querido y caro, la flor de unos pocos días. Días muy apreciados por el vulgo, por invitarnos a recordar a la buena gente, a los santos de verdad, a los que nos adelantaron en el encuentro con la “graciosa” Parca.

     Dos tercios de los expedicionarios decidieron hacer turismo por los pueblos cercano. El elegido fue Frigiliana, y el tercio restante, hombres y mujeres de honor y de palabra, decidió permanecer enclaustrado en la casa. Este segundo grupo encargó en el restaurante Casa Mari una paella y una tortilla de patatas. Sorpresa grande al recibir el encargo. La paella para cuatro personas podía ser para el doble de comensales y de la tortilla de patatas, no nos quedemos corto, podría alimentar a más de diez. Para el próximo pedido tendremos en cuenta lo ocurrido. Lo que sí nos evocó, el chiste de los frailes del “Tortillón y caiga quien caiga”. El grupo turístico regresó encantado de su corta visita a Frigiliana, le encantó el peque ño enclave, comieron muy bien y a muy buen precio, destacaron el buen trato de sus moradores y, en resumen, puntuaron con nota alta “la petite tourné”.

     Cambiando de tema, tengo la sana curiosidad de escribir sobre el misterio del desaparecido paraguas de Adela y Pepe (mi querido hermano) Paraguas gigante ofrecido por un banco, del que silencio su nombre por eso de la publicidad sumergida, que hace unos días desapareció en la casa y que fue buscado por todos nosotros con más interés de lo habitual, por su misteriosa desaparición. Y de la misma manera que se ausentó, apareció en el orillar de la piscina, algo embarrado y malherido, pero vivo y coleando. Ahora vienen, junto a la alegría del encuentro, los comentarios, el desato de la imaginación en la aventura vivida por el paraguas y las manos que fueron sus ocasionales dueñas. Seguramente nunca sabremos de sus pasos, del agua recibida y de otras peripecias vividas. Al final, todo quedará en un intrascendente relato sobre el paraguas abducido por desconocidas manos (desechamos, porque somos personas sesudas, la intervención de alienígenas, en este extraño suceso sin resolver) Punto y final y a otras cosas, mariposas.


 Postdata: Las partidas de “continental siguieron con la animación de costumbre y con las ganadoras de siempre. Silencio sus nombres para evitar la actuación de la Hacienda Pública. La improvisada cena transcurrió dentro de los cauces de la normalidad habitual y, cada uno, comió y bebió lo que quiso. Y como postre televisivo nos tragamos, en la “trece”, el antediluviano film del oeste. “los siete magníficos”.

   

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