Jueves, 1 de noviembre de 2018.
A 203 días...
POR ARTE DEL “BIRLIBIRLOQUE” APARECIÓ EL PARAGUAS PERDIDO.
¡A LA RICA PAELLA Y AL TORTILLÓN, CAIGA QUIÉN CAIGA!
Algunos pensaron que iba a cambiar mi decisión de no
“moverme” de tu villa, Javier. Poco me conocen. Sigo en mis treces, catorces,
quinces, etc., de, hasta el domingo, permanecer en tu hogar.
Hoy amaneció un
magnífico día, el paisaje serrano, la luminosidad, el radiante sol andaluz y la
grata temperatura, me ayudan a ser optimista, a sentirme bien, a recuperar el
buen talante de animado narrador, de empedernido contador de lo intrascendente,
de lo cotidiano, de lo cercano, de lo que abarcan mis manos y mis sentidos.
El día de todos
los Santos y el día de mañana, me obligan a repasar el santoral de los santos
conocidos y a reconocer y recordar a todos los santos difuntos familiares,
amigos, conocidos y desconocidos. Días muy especiales para todos nosotros,
futuros reciclados, de paso en este agradecido o cochino mundo, según la
cristalería utilizada. Días muy especiales y rentables para los floristas, en
todas sus especies, clases y categorías, por aportarnos el elemento más
apreciado, querido y caro, la flor de unos pocos días. Días muy apreciados por
el vulgo, por invitarnos a recordar a la buena gente, a los santos de verdad, a
los que nos adelantaron en el encuentro con la “graciosa” Parca.
Dos tercios de
los expedicionarios decidieron hacer turismo por los pueblos cercano. El
elegido fue Frigiliana, y el tercio restante, hombres y mujeres de honor y de
palabra, decidió permanecer enclaustrado en la casa. Este segundo grupo encargó
en el restaurante Casa Mari una paella y una tortilla de patatas. Sorpresa
grande al recibir el encargo. La paella para cuatro personas podía ser para el
doble de comensales y de la tortilla de patatas, no nos quedemos corto, podría
alimentar a más de diez. Para el próximo pedido tendremos en cuenta lo
ocurrido. Lo que sí nos evocó, el chiste de los frailes del “Tortillón y caiga
quien caiga”. El grupo turístico regresó encantado de su corta visita a
Frigiliana, le encantó el peque ño enclave, comieron muy bien y a muy buen
precio, destacaron el buen trato de sus moradores y, en resumen, puntuaron con
nota alta “la petite tourné”.
Cambiando de
tema, tengo la sana curiosidad de escribir sobre el misterio del desaparecido
paraguas de Adela y Pepe (mi querido hermano) Paraguas gigante ofrecido por un
banco, del que silencio su nombre por eso de la publicidad sumergida, que hace
unos días desapareció en la casa y que fue buscado por todos nosotros con más
interés de lo habitual, por su misteriosa desaparición. Y de la misma manera
que se ausentó, apareció en el orillar de la piscina, algo embarrado y
malherido, pero vivo y coleando. Ahora vienen, junto a la alegría del
encuentro, los comentarios, el desato de la imaginación en la aventura vivida
por el paraguas y las manos que fueron sus ocasionales dueñas. Seguramente
nunca sabremos de sus pasos, del agua recibida y de otras peripecias vividas.
Al final, todo quedará en un intrascendente relato sobre el paraguas abducido
por desconocidas manos (desechamos, porque somos personas sesudas, la
intervención de alienígenas, en este extraño suceso sin resolver) Punto y final
y a otras cosas, mariposas.
Postdata: Las partidas de “continental siguieron con la animación de costumbre y con las ganadoras de siempre. Silencio sus nombres para evitar la actuación de la Hacienda Pública. La improvisada cena transcurrió dentro de los cauces de la normalidad habitual y, cada uno, comió y bebió lo que quiso. Y como postre televisivo nos tragamos, en la “trece”, el antediluviano film del oeste. “los siete magníficos”.
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