martes, 1 de abril de 2025

KALIKA


EL CUENTO DE "EL DIABLO BUENA PERSONA"   ( III )

( El aprendiz de Diablo se enamora )

            Pero todo aquel trabajo
un día tira por la borda,
pues a punto de graduarse
este diablo se enamora
de una romana sencilla 
que su seso le trasforma. 

                    Y Kalika me puso una de sus mans arrugadas y frías encima de mi pierna y en tono de confidencia y hasta de complicidad, me preguntó en voz baja, casi en un susurro:
                    - Chico, ¿Te has enamorado alguna vez?
                    Como guardé silencio, el siguió con su contar.
                    Mira que había conocido el diablillo, nunca mejor dicho y además colmadas de todos los encantos; pero como dicen que el amor es ciego y convierte a los enamorados en algo tontorrones, vino a dar, como cualquier mortal, aunque él no lo era, en esta experiencia, de bruces con una modesta jovencita, recatada y religiosa muchachita romana que e sorbe el seso. Cupido le juega una terrible pasada porque para eso está en el bando contrario.

            Ella guarda la distancia,
él se hunde en la zozobra;
ella se mantiene esquiva,
a él, su desprecio le ahoga.
Va sin rumbo por las calles,
su misión ya no le importa;
sólo piensa en la muchacha,
que su vida le destroza.
Está dispuesto a dejar
esas maldades de otrora,
capaz de volverse bueno
si es deseo de la señora.

                    ¿Te das cuenta - me dice Kalika - de los trastornos que produce en el género humano un amor no correspondido? ¿Las locuras y enormes disparates que se pueden cometer para conseguir la correspondencia de amor de otra persona? Hasta estaba dispuesto el diablillo, a punto de convertirse en diablo, de renunciar a su eterna condición de rebelde, y entrar en el redil de los sumisos, obedientes y bondadosos ángeles, con tal de que aquella jovencita le otorgara su amor...

           Crece su pelo y su barba,
su aspecto se deteriora,
se turna maleducado,                                                                                                                                  viste de harapos ahora,
al hablar con sus vecinos
sus palabras se entrecortan,
pierde su arrogancia
y ya nada le conforta.

                    Se va pareciendo a mí - apunta con una cierta sonrisa irónica Kalika - y empieza a saber lo que vale un peine.

            No le alegra ser un ángel,
ni rebelde, que es la moda,
no quiere ser aprendiz
de diablo de poca monta; 
tampoco desea ser hombre
de desamor y deshonra;
sólo tiene un objetivo:
cautivar a aquella moza.

                                                El Viso del Alcor, 1 de Abril de 2025                                                                                                                                                               

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