Fue en Tabernes de Valdigna, en la provincia de Valencia, año 1977, cuando los padres de Adela, mis suegros, alquilaban una casa para estar más cerca de su hija Tere, que residía en Valencia, siempre junto al mar, durante el verano, y reunirnos todos con ellos, cuando surge esta reflexión acerca de estas curiosas aves que nos anuncian la primavera.
8 .- ¡BUENAS NOCHES, GOLONDRINA!
¡Buenas noches, golondrina!
Tú que bajas a beber
en esta nuestra piscina
y que quitaste la espina
al Cristo del Gran Poder,
como en la Noche Divina,
aquí, puedes calmar tu sed.
¡Buenas noches, golondrina!
Pregonera silenciosa y aérea del buen tiempo, que con tu rápido vuelo dibujas en el espacio trazos invisibles del más prodigioso pintor.
Dardo ennegrecido de pecho nevado que siempre aciertas en el centro de la diana de ti nido.
Alfarero constante y empedernido, que construyes el hogar de los tuyos con verdadero mimo una y mil veces en el mismo sitio.
Jamás te vi en jaula encerrada; de la libertad pareces vocera, nunca te vi en la mano humana, a no ser que estuvieras muerta y con tus alas plácidas y despegadas.
¡Buenas noches, golondrina!
Cuando la tarde se marcha,
cuando la luz del se apaga,
cuando los niños reposas de su jornada cansada,
cuando el silencio se agranda,
cuando el cielo se cubre con capa dorada,
cuando sola cae a tierra la fruta madura y pesada,
acudes si nadie te espanta en alegre bandada, a refrescar tu garganta, seca, de tan dura velada.
¡Buenas noches, golondrina!
No te marches para siempre, sabes que te esperamos mañana. Y cuando el frío del invierno llegue, que nuestro adiós no sea eterno, que nunca nos aleje, que sea un hasta luego, un hasta luego de esperanza, otro deseo de esperanza, una deseada y nueva arribada.
Y si en el camino mueres, del frío de tus madrugadas, de un ala partida por una maldita pedrada o de un corte en tu pecho blanqueado con filo de maligna navaja, que sepas que te esperamos ayer, hoy y mañana, que para nosotros no has muerto, golondrina ensangrentada, porque otras como tú vendrán en silencio cuando del buen tiempo sea la alborada, volviendo a alegrar nuestro cielo con sus veloces pasadas, salpicando de barro y excrementos, en forma d lunas huecas, aleros y balconadas, apagando su sed en el azul de este agua, donde tu alma, tu sombra, si has muerto, golondrina, todas las tardes se baña
¡Buenas noches, golondrina!
¡Así ya fuera mi alma!
El Viso del Alcor, 15 de Noviembre de 2024
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