Reflexión que nace en Mazagón, en el chalet de nuestros buenos amigos, asomado a su playa, Manuel de los Santos e Isabel Mora, en el año 1969.
7 .- ¡BUENAS NOCHES, BÚCARO!
¡Buenas noches, búcaro!
Frigorífico económico de antaño en esta tierra andaluza, tan viejo como la misma Andalucía.
Artesanía insustituible por el progreso.
¿quién pudiera y supiera escribir tu historia?
Instrumento portador del líquido vital, como es el agua potable, que se presenta bajo las formas y tamaños variados, algunos de imagen caprichosa y atrevida rompiendo moldes clásicos, con el color generalmente de la materia con la que hábiles manos los construyen con mimo, después de darte forma con el arte de dichas manos y en el horno, en principios de tu nacimiento, seguramente construidos también artesanalmente, y artísticamente decorado en determinadas ocasiones con rica policromía y dibujos originales.
Búcaro, conocido botijo por estas tierras que nos acompañas en las tardes de siesta cuando l color nos chorrea por todo nuestro cuerpo y empapa la camiseta de tirantas. Pipo de ardientes tardes veraniegas, cuando próxima la anochecida huele a patio y tierra mojada el suelo, después del riego tradicional.
Búcaro de descanso corto en la jornada cotidiana del campo, cuando tu cuerpo y casi extinguido labrador, se va rompiendo entre el calor y los duros terrones de la tierra seca, no sabiendo
si agradecida o tirana, o ambas cosas la vez, o en el alto del trabajo de cualquier albañil que cada vez se ve más cerca del cielo con el riesgo de despeñarse desde lo alto, encontrándose en su caída con el fantasma del paro.
Búcaro, que como la blanca moneda de la canción va de manos en manos sin que nadie se lo quede. Búcaro, que hace las delicias de la gente menuda en su precioso y divertido aprendizaje, que comienza con el rechupeteo de su pitorro y contando con la ayuda de un mayor, que generalmente le conmina a que no haga aquello; hasta los felices tragos cortos, que suelen terminar en toses y que repetidos continuamente embuchan su pequeño estómago y le obligan a orinar en cantidad.
Botijo que se convierte en fuente liviana y portátil, que derrama por su pitorrito su contenido como si este fuera "pirula" de angelitos de piedra.
Botijo decorativo y material de curiosos coleccionistas, que llenan repisas de cocinas o vitrinas de maniosos o potentados.
Búcaro transpirador que mantiene, fresco tu culo sobre el mojado plato que vas llenando poquito a poco de agua que dejas escapar a través de tus poros, como si sudaras.
Búcaro inspirador de sevillanas de temporadas.
Botijo, que un día, el menos pensado, mueres cuando en el cotidiano uso recibes un golpe con otro objeto más duro que tú, que te hace aparecer boca o grieta más grande por donde se te escapa la vida y te conviertes en algo inservible.
¡Buenas noches, búcaro!
Búcaro imprescindible por estos lares, por donde recibimos el deseo por lo menos de apagar nuestra sed. ¡Quién no ha bebido el agua fresca en un buen botijo, no sabe lo que es beber! Sobre todo en estas fechas estivales, en las hasta el agua, y más si está fresquita, te dan vida. Ojalá que la época de los ordenadores no acabe contigo.
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