18 .- AÑORANZA SEXTA ( II )
"Las añoranzas grabadas con fuego duran por tiempo."
Las hogueras de San Juan
que en Melilla se celebran,
nada saben de política,
ni saben de crueles guerras,
ni de absurdas prohibiciones,
ni del color que gobierna.
Saben que del pueblo son,
natas en lejanas fechas,
que no existe autoridad
que pueda acabar con ellas,
porque llevan en sus hondos
fuegos de llamas eternas.
En las noches de San Juan,
Melilla viste de fiesta.
Fiesta del fuego y del mar,
de testigo, las estrellas
y, en una esquina del cielo,
la
Luna de
plata, sueña
con
bajar al Barrio Obrero
para encender nuestra hoguera.
La Playa de San Lorenzo,
con sus aguas siempre frescas,
quiere ser concelebrante
con las cálidas candelas,
poniéndole a la jornada
dos cara de una moneda;
una, de ardorosos fuegos;
otra, de agua, en mar serena.
Cuando las llamas se apagan
y brasa se hace la leña,
los melillenses emigran
a buscar la húmeda arena
y refrescarse los pies
a orillas de la mar bella,
cuando las tranquilas aguas
en la arenas se espejan.
No sé lo que hiciste, tiempo,
con las noches sanjuaneras,
si las perdiste por siempre
o cambiaste sus maneras,
si, en el olvido, hoy duermen
condenadas por ser vieja.
No sé lo que hiciste, hombre
con tus cálidas candelas.
¿Por qué acallar tradiciones?
¿Por qué apagar las hogueras
que en las noches de San Juan,
con AÑORANZAS extremas,
guardan en su corazón
los niños de la posguerra.
que en Melilla se celebran,
nada saben de política,
ni saben de crueles guerras,
ni de absurdas prohibiciones,
ni del color que gobierna.
Saben que del pueblo son,
natas en lejanas fechas,
que no existe autoridad
que pueda acabar con ellas,
porque llevan en sus hondos
fuegos de llamas eternas.
En las noches de San Juan,
Melilla viste de fiesta.
Fiesta del fuego y del mar,
de testigo, las estrellas
y, en una esquina del cielo,
para encender nuestra hoguera.
con sus aguas siempre frescas,
quiere ser concelebrante
con las cálidas candelas,
poniéndole a la jornada
dos cara de una moneda;
una, de ardorosos fuegos;
otra, de agua, en mar serena.
Cuando las llamas se apagan
y brasa se hace la leña,
los melillenses emigran
a buscar la húmeda arena
y refrescarse los pies
a orillas de la mar bella,
cuando las tranquilas aguas
en la arenas se espejan.
No sé lo que hiciste, tiempo,
con las noches sanjuaneras,
si las perdiste por siempre
o cambiaste sus maneras,
si, en el olvido, hoy duermen
condenadas por ser vieja.
No sé lo que hiciste, hombre
con tus cálidas candelas.
¿Por qué acallar tradiciones?
¿Por qué apagar las hogueras
que en las noches de San Juan,
con AÑORANZAS extremas,
guardan en su corazón
los niños de la posguerra.
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