22 .- HAY MÁS DÍAS QUE LONGANIZA
El
marqués de Santillana,
fíjense,
en el siglo quince,
ya recoge este refrán
de los más viejos que viven.
Hay más días que longanizas,
el pueblo llano así dice,
aunque con el ir del tiempo
su sentido se varíe.
A los que comen con prisa,
sin ver que el mañana existe,
todo lo que ante sí tienen,
se refiere en suyo origen.
Algunos otros autores
bien distinto es lo que escriben,
aconsejando al ahorro,
el que al futuro se mire,
y el no agotar los recursos
con los que el humano vive.
En los momentos que corren
otro sentir se percibe,
el que hay un montón de tiempo
para lo que el ser decide,
sin que haya razón alguna
que en su obrar le precipite.
De mi lejana infancia
distinto alcance persiste,
en relación con venganza
y con paciencia posible,
cuando esperabas algo
del amigo que tuviste
y que en primera ocasión
tú jamás lo conseguiste
o para desear derrota
como la que tú sufriste.
En divertida comedia
de escritor que ya no existe,
el muy celebrado Tono
con el refrán hace un chiste.
Al fin de uno de los actos
un actor no lo resiste
y sufre terrible síncope.
Siguiendo el guión otro dice:
Llamemos al doctor Díaz.
Busca una de las actrices
en el listín de teléfonos
y Díaz, Díaz, Díaz, Díaz..., repite,
y ante apellido tan común
desesperada maldice:
¡Hay más Díaz que longanizas!
Y el público aplaude y ríe.
ya recoge este refrán
de los más viejos que viven.
Hay más días que longanizas,
el pueblo llano así dice,
aunque con el ir del tiempo
su sentido se varíe.
A los que comen con prisa,
sin ver que el mañana existe,
todo lo que ante sí tienen,
se refiere en suyo origen.
Algunos otros autores
bien distinto es lo que escriben,
aconsejando al ahorro,
el que al futuro se mire,
y el no agotar los recursos
con los que el humano vive.
En los momentos que corren
otro sentir se percibe,
el que hay un montón de tiempo
para lo que el ser decide,
sin que haya razón alguna
que en su obrar le precipite.
De mi lejana infancia
distinto alcance persiste,
en relación con venganza
y con paciencia posible,
cuando esperabas algo
del amigo que tuviste
y que en primera ocasión
tú jamás lo conseguiste
o para desear derrota
como la que tú sufriste.
En divertida comedia
de escritor que ya no existe,
el muy celebrado Tono
con el refrán hace un chiste.
Al fin de uno de los actos
un actor no lo resiste
y sufre terrible síncope.
Siguiendo el guión otro dice:
Llamemos al doctor Díaz.
Busca una de las actrices
en el listín de teléfonos
y Díaz, Díaz, Díaz, Díaz..., repite,
y ante apellido tan común
desesperada maldice:
¡Hay más Díaz que longanizas!
Y el público aplaude y ríe.
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