DODECÁLOGO POPULAR I

EL HABLAR NO PAGA IMPUESTOS

        El hablar no paga impuestos,
dice un dicho popular,
por eso existe la injuria
como algo natural,
el insulto es arrojado
humillando a los demás,
se vitupera con escarnio,
se acostumbra a difamar,
se ofende y ultraja al prójimo
y todo continúa igual.
        El agravio es como dardo
que no cesa en circular,
la infamia se hace presente
como el mismo respirar,
es zaherido el convecino
con vil naturalidad
y es denostado el amigo
por el no saber callar.
        Lo ofensivo es vendido
por notable capital;
sólo hay que ver la tele
como ejemplo principal.
Lo humillante y vejatorio
tiene gran audiencia además.
        Lo injurioso e insolente,
mezclados con el gritar,
como pan de cada día
están en cualquier canal
y no encontramos quien limpie
este oscuro lodazal.
        Qué diferente sería
si tuviéramos que pagar
a la impopular hacienda,
aunque sólo fuera un real,
por cada insulto que brotara
de nosotros al hablar.
        Menos injurias habría
si al formular la renta anual,
sabiendo que no desgravan,
se hubieran de declarar.
Se acabarían las ofensas
y ese fácil difamar,
si nos costasen dinero,
moneda en curso legal.
        Cuántos silencios habría
en tertulias, aquí y allá,
cuidando lo que se dice
y no hablando sin pensar,
quedando en claro ridículo
esos que hablan por hablar.
        Se evitarán muchos daños
si tenemos que abonar,
pues en tocando al bolsillo,
ya nada parece igual,
y más tratando de fama,
de ese bien tan primordial,
que cuando se pone en juicio
no es fácil recuperar.

                                          El Viso del Alcor, 6 de Octubre de 2024