2 .- SARNA CON GUSTO NO PICA
Sarna
con gusto no pica,
dice un dicho popular;
así que nadie se queja,
cualquiera que sea su mal,
siempre que sea de su agrado
y alivie con su rascar.
Se depila la mujer
para sus vellos quitar,
sufriendo con la cruel cera
sin apenas rechistar.
Pena el hombre su fimosis
para prepucio ensanchar,
sufriendo con gran paciencia
circuncisión bien carnal.
Busca el santo sus ayunos
para el cielo procurar
y el atleta sacrificios
para frente coronar.
Se pone cilicio el monje
y al cuerpo mortificar,
se enclaustra la monja en templo
para con Cristo casar.
El moro ayuna cada año
en su mes de Ramadán.
El romero hace sendero
para Virgen adorar,
no importándole fatiga
en su duro caminar.
El peregrino transita
hasta su santo lugar,
que el de Santiago es famoso
desde época medieval,
cargado como buen mulo,
que es sagrado animal
y con sus pies reventados
de tantas rutas hollar.
El aventurero sueña
con su locura lograr,
embarcándose sin tino
en lances de tierra y mar,
soportando las miserias
de toda la humanidad,
la hambruna, el calor y el frío,
el incierto despertar,
hasta el riesgo de la muerte
que es tan fácil de encontrar.
Sólo se queja el sarnoso,
por su sarna de verdad,
con sus repugnantes pústulas
y el más intenso picar.
dice un dicho popular;
así que nadie se queja,
cualquiera que sea su mal,
siempre que sea de su agrado
y alivie con su rascar.
Se depila la mujer
para sus vellos quitar,
sufriendo con la cruel cera
sin apenas rechistar.
Pena el hombre su fimosis
para prepucio ensanchar,
sufriendo con gran paciencia
circuncisión bien carnal.
Busca el santo sus ayunos
para el cielo procurar
y el atleta sacrificios
para frente coronar.
Se pone cilicio el monje
y al cuerpo mortificar,
se enclaustra la monja en templo
para con Cristo casar.
El moro ayuna cada año
en su mes de Ramadán.
El romero hace sendero
para Virgen adorar,
no importándole fatiga
en su duro caminar.
El peregrino transita
hasta su santo lugar,
que el de Santiago es famoso
desde época medieval,
cargado como buen mulo,
que es sagrado animal
y con sus pies reventados
de tantas rutas hollar.
El aventurero sueña
con su locura lograr,
embarcándose sin tino
en lances de tierra y mar,
soportando las miserias
de toda la humanidad,
la hambruna, el calor y el frío,
el incierto despertar,
hasta el riesgo de la muerte
que es tan fácil de encontrar.
Sólo se queja el sarnoso,
por su sarna de verdad,
con sus repugnantes pústulas
y el más intenso picar.
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