30 .- UNA SENCILLA PALABRA : "ABUELO"
Las
palabras, sabias damas,
se visten, según su tiempo,
unas veces, son tozudas,
otras, son ligeros vientos,
que mudan sus entretelas,
para ganarse a sus dueños.
¡Cuántas veces escuché,
en el patio de lo ajeno,
hermosa y vieja palabra,
sin pensar en sus adentros!
Una sencilla palabra,
plena de sones añejos,
se ha convertido en la musa
de estos, mis sentidos versos,
tres sílabas hermanadas,
regalo, bendito premio,
de esos que cuestan muy poco,
de esos que no tienen precio.
Y, en una tarde cualquiera,
en el orillar del tiempo,
la escuchas por prima vez
y te sabe a caramelo,
a golosina de infancia,
a suspirito del cielo,
a caricia, a arrumaco,
al más tierno de los besos,
y unas lágrimas furtivas,
cómplices de tus secretos,
se pasean por tus ojos,
disfrutando del momento,
en el que, una frágil voz,
suave, de terciopelo,
te dice, sin tú esperarlo,
por primera vez, ABUELO.
Quizás, en mis desvaríos,
o en mi notorio “chocheo”,
los versos se desmadraron,
como le ocurrió a su dueño,
que, por culpa de sus nietas,
dos angelitos del cielo,
su Martina y su Alejandra,
anda como loco absuelto,
escribiéndoles poemas,
poemas de amor y juego,
poemas de brevedades,
se visten, según su tiempo,
unas veces, son tozudas,
otras, son ligeros vientos,
que mudan sus entretelas,
para ganarse a sus dueños.
¡Cuántas veces escuché,
en el patio de lo ajeno,
hermosa y vieja palabra,
sin pensar en sus adentros!
Una sencilla palabra,
plena de sones añejos,
se ha convertido en la musa
de estos, mis sentidos versos,
tres sílabas hermanadas,
regalo, bendito premio,
de esos que cuestan muy poco,
de esos que no tienen precio.
Y, en una tarde cualquiera,
en el orillar del tiempo,
la escuchas por prima vez
y te sabe a caramelo,
a golosina de infancia,
a suspirito del cielo,
a caricia, a arrumaco,
al más tierno de los besos,
y unas lágrimas furtivas,
cómplices de tus secretos,
se pasean por tus ojos,
disfrutando del momento,
en el que, una frágil voz,
suave, de terciopelo,
te dice, sin tú esperarlo,
por primera vez, ABUELO.
Quizás, en mis desvaríos,
o en mi notorio “chocheo”,
los versos se desmadraron,
como le ocurrió a su dueño,
que, por culpa de sus nietas,
dos angelitos del cielo,
su Martina y su Alejandra,
anda como loco absuelto,
escribiéndoles poemas,
poemas de amor y juego,
poemas de brevedades,
poemas de amor eterno.
El Viso del Alcor, 30 de Septiembre de 2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario