27 .- A MI SEGUNDA NIETA, ALEJANDRA
LAS AGUAS DE TU JORDÁN
Las aguas de tu “Jordán”,
aguas de infantiles cuentos,
dictaron este poema,
con brillos de terciopelo,
en la mente, en lo hondo,
del mayor de tus abuelo
y ornaron tu cabecita
de tiernos hermosos sueños.
Las aguas de tu Jordán,
aguas de celeste cielo,
jugaron sobre tu piel
a ser felices luceros,
susurros de hilados finos,
en tu incipiente cabello,
llenando tu cabecita
de refulgentes reflejos,
caprichos de agüitas claras
al retozar, en sus juegos.
con alas de blanco aliento,
acariciaba tu piel
para llevarse tus miedos
y, con voz de blanca nube,
te contaba un bello cuento,
que los ángeles se cuentan,
allá, en la orilla del cielo,
para espantar las tristezas,
para ahuyentar los recelos,
que acompañan a las niñas,
que temen perder sus sueños.
blanca por fuera y por dentro,
recibiste las caricias,
las miradas y los besos,
los mimos, las carantoñas,
las bendiciones y aprecios
de los que, en tu feliz día,
contigo, felices fueron,
de los que, en horas lejanas,
plagaditas de recuerdos,
recibieron, como tú,
agua de rico venero,
de un Jordán inagotable
bendecido por los cielos.
Alejandra, criaturita
rescatada de albo sueño,
inventada, con cariño,
como se crea lo bello,
como se sueña lo hermoso,
por tus padres Silvia y Diego,
recibiste, con el agua,
los más preciados derechos,
ser divina criatura,
ser refulgente lucero,
ser esperanza gloriosa,
ser un cachito de cielo.
El Viso del Alcor, 27 de Septiembre de 2024
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