267 .- CONTRA LOS INSOMNIOS ( I )
Cuando
la noche se inventa
insomnios de madrugadas,
los hombres, pobres criaturas,
yacentes en tibias camas,
maldicen con ligereza
aquestas horas malsanas,
ladronas del dormitar
y de venturas soñadas.
Los hombres, torpes criaturas,
versados en casi nada,
no saben sacarle jugo
a una vida regalada,
de placenteros dormir
e insomnios de madrugadas.
Desde tiempos bien lejanos,
descritos por Maricastañas,
la noche borra los sueños
y los insomnios regala.
Consejos de adulto humano,
dueño de las madrugadas,
silente universidad
de las mil cosas creadas:
Agudizar el ingenio,
tener la mente ocupada,
para burla a la noche
y así, poder engañarla.
La música, en tardes horas,
del silencio acompañada,
goza de bellos matices
que en otras horas se escapan.
Y si entornamos los ojos
y abrimos puertas al alma,
suenan coros celestiales,
que embriagan las madrugadas,
y en los brazos de Morfeo,
concertista de sonatas,
los sueños se abren caminos
en acogedoras camas.
Los libros, sabios amigos,
en tardes horas nos llaman,
abriéndonos sin pudor
sus adentros, sus entrañas.
Y si imaginar queremos,
leyendo en la madrugada,
otras vidas viviremos
a cambio de casi nada.
Y antes de que el gallo cante,
el libro de la esperanza
devorará al insomnio
en la acogedora cama.
insomnios de madrugadas,
los hombres, pobres criaturas,
yacentes en tibias camas,
maldicen con ligereza
aquestas horas malsanas,
ladronas del dormitar
y de venturas soñadas.
Los hombres, torpes criaturas,
versados en casi nada,
no saben sacarle jugo
a una vida regalada,
de placenteros dormir
e insomnios de madrugadas.
Desde tiempos bien lejanos,
descritos por Maricastañas,
la noche borra los sueños
y los insomnios regala.
Consejos de adulto humano,
dueño de las madrugadas,
silente universidad
de las mil cosas creadas:
Agudizar el ingenio,
tener la mente ocupada,
para burla a la noche
y así, poder engañarla.
La música, en tardes horas,
del silencio acompañada,
goza de bellos matices
que en otras horas se escapan.
Y si entornamos los ojos
y abrimos puertas al alma,
suenan coros celestiales,
que embriagan las madrugadas,
y en los brazos de Morfeo,
concertista de sonatas,
los sueños se abren caminos
en acogedoras camas.
Los libros, sabios amigos,
en tardes horas nos llaman,
abriéndonos sin pudor
sus adentros, sus entrañas.
Y si imaginar queremos,
leyendo en la madrugada,
otras vidas viviremos
a cambio de casi nada.
Y antes de que el gallo cante,
el libro de la esperanza
devorará al insomnio
en la acogedora cama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario