197 .- LOS SASTRES DE LOS FANTASMAS
CAPÍTULO OCTAVO (Conclusión)
Cuando el morisco consigue
de sus cadenas, salvarla,
la doncella se derrumba,
cae en sus brazos desmayada,
mientras lamen sus heridas,
como hacían cada mañana,
aquellas fieras salvajes,
que de ella se enamoraran
y que desde hace ya tiempo
son sus más fieles aliadas.
Terminaba la canción,
como estas cosas acaban,
que el morisco y la doncella
locamente se besaban;
riéndose todas las niñas
cuando al juego su fin daban.
donde los guantes estaban,
como si el fantasma, alivio
en mis relatos hallara,
al saber que no muriera
la dama que tanto amaba
y que feliz viviría
con aquel que la salvara,
encontrado la paz suya,
que en arrepentimiento halla,
mostrándose ante mis ojos
con vestido de fantasma,
luciendo exquisito porte
en traje de fina lana,
con capucha de luz de alba,
donde ojos grises destacan,
entallado en la cintura
y en bajos, vistosa randa,
que vienen a demostrar
hechura de buena fama,
realizado por su sastre,
aquel que le acuchillara,
cuya última colección
presentada fue en Granada,
en el patio de los leones
de su conocida Alhambra,
en noche oscura y serena
y que fue bien celebrada
por el mundo del fantasmeo
hasta claridad del alba,
en que todos los que asisten,
a tan notable velada,
en un corto santiamén,
se vuelve a sus moradas.
el fantasma me contara,
haciéndome la promesa
que en sucesivas veladas
me revelará secretos
del mundo de los fantasmas.
El Viso del Alcor, 4 de Junio de 2024
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