194 .- LOS SASTRES DE LOS FANTASMAS
CAPÍTULO QUINTO
Pretendía yo, en mi locura,
que su amor me confesara,
por el temor, si no lo hace,
a mis duras amenazas,
que tendrían como final
el que fuera degollada.
Con el paso de los días
y mi mente muy turbada,
me adentro en la dicha cueva
sin saber como encontrarla,
perdido en el laberinto
que su trazado formaba,
por lo que mi pena aumenta,
grande es mi desesperanza,
y ronda por mi cabeza
mi propia muerte, buscarla,
cosa que llevara a cabo
sin encontrar a mi amada,
no sabiendo de su óbito
ni si alguno la salvara,
obligando a mi fiel sastre
que tajada me asestara,
cortándome la cabeza
que por el suelo redara,
dejando esta habitación,
de sangre toda manchada,
aumentando la color
cuando el sastre se matara,
mostrando fidelidad,
como los cánones mandan.
Por prima vez en mi vida
a unos guantes yo le hablaba,
que a lo largo del relato
por la sala se paseaban,
pues del resto de su cuerpo,
porque seguro que andaba,
desnudo, sin vestiduras,
yo no podía verle nada.
Queriendo yo conocer
de la mía elección, la causa,
explicándome que fuera
por curiosidad mostrada,
en partes de mi vivir
por sastres de los fantasmas
y por si algo yo sabía,
acerca de aquella dama,
que tanto le hizo penar
y a la muerte les llevara.
El Viso del Alcor, 1 de Junio de 2024
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