jueves, 30 de mayo de 2024

VIVENCIAS DE UN AÑO MÍTICO, 1992


MIÉRCOLES, DÍA 5 DE AGOSTO 

LOS MODOS Y MANERAS DE UNO DE MIS "MELLIS"

                    Supongo que existen factores genéticos, así como otros, educativos, que influyen en los modos y maneras d comportarse de los hijos. Ello hace que  en no pocas ocasiones me sienta frustrado o culpable por no haber sabido educar a mis hijos en determinadas cuestiones, como por ejemplo el hecho de que algunos de hechos tienen facilidad tremenda de "dispararse", suponiendo que puedan entender el sentido que doy a este vocablo.
                     Y pienso que si esto tiene una consecuencia genética poco o poco puedo hacer, tan sólo pensar que no me agrada, entre otras cosas porque y siempre movido en el otro extremo, el de la tranquilidad, poco exaltado y por no tener demasiado genio. ¿Me entienden? O quizás no sepa explicarme a estas alturas. Si embargo, en el otro extremo mío, quizás y a veces, se encuentra la mujer que además de muchas otras cuestiones más importantes, con la que comparto mi vida. Y sin tratar, por supuesto, de culparla de nada, allí se encuentra ella; pensando que también es cosa de genética, y que con cierta facilidad ejerce este arte de "dispararse", como uno de sus hijos, con la única razón positiva ambos, que pronto se les pasa todo.
                    Pero si se trata de un tema educativo, sí que me siento algo culpable y como responsable más importante de estas situaciones,que suelen ser muy desagradables en el seno de una familia. Y como es bueno reflexionar sobre los errores, por lo menos para no caer en los mismos; aunque en mi caso creo que ya es tarde para la rectificación y que posiblemente fuera motivado todo por mi entrega a otras cosas y a otras personas, por qué no decirlo, y olvidarme de los míos; hablando o dialogando poco con ellos, tratando de enseñarles otras maneras, que curiosamente siempre las ejercimos nosotros a lo largo de nuestra vida, como es, entre otras, la de ser respetuosos con nuestro mayores.
                    ¡Y es que todo cambia tanto..., y tan deprisa, que resulta, cuando te vienes a dar cuenta,
que ya no hay posibilidad de volver atrás!


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