martes, 16 de abril de 2024

VIVENCIAS DE UN AÑO MÍTICO, 1992

 
JUEVES, DÍA 25 DE JUNIO

EL SECRETARIO "TOCO LA GAITA"

                    El nuevo Secretario del Ayuntamiento de nuestro pueblo tiene pinta de ser del PSOE, por aquello del tanto poder que manejan y que equivale a ser algo "creído". Antes de venir ya nos dieron algunas opiniones acerca de cmo era, incluso por parte de sus propios compañeros del partido. En el mismo trato que quiere imponer en las relaciones cotidianas, poniendo la barrera del Usted - siendo de los que creemos que los suyos son verdaderos maestro en todo lo contrario, sino de practicar el "tuteo" - aparecen sus rarezas; pero en lo que no podíamos imaginar, es que pudiera llegar a tanta "tontería, porque
no se le puede llamar de otra forma, como la del enfrentamiento sin motivos con Antonio Jiménez.
                    Seguramente vino aquí, medio mandado, en calidad de "salvador", ignorando lo que aquí había que salvar, muy crecido y sin valorar lo que se podía encontrar a nivel político en nuestro pueblo y además todo ello acompañado de una sobredosis de "vanidad personal".
                    Cuando por primera vez hablé con él, entre otras cosas, le dije que  este pueblo estaba muy politizado, pero no en el sentido peyorativo que se da en general a esta expresión, sino que aquí se sabía de política bastante y se vivía con una cierta pasión y sabiendo lo que se decía, y se salvó, para mí, dialécticamente. Pero ayer, su ego le traicionó y se vio envuelto en el primer tapón con la zurrapa.
                    Todos creemos saber lo que quiso decir al dirigirse al mencionado Antonio, al igual que él; aunque tuvo que lamentar  su ligereza, que le llevó incluso a pedirle perdón y seguramente a no dormir tranquilo aquella noche y a reclamar el día siguiente mi presencia a nivel privado. Donde aclaramos que efectivamente estamos enfrente y a mucha honra; pero con una salvedad, que nosotros estamos desempeñando, con mayor o menor acierto, el rol del político; mientras él es un técnico, con todos nuestros respetos, y debe entender aquella máxima, si no quiere volver a errar, de zapatero que debe atender a sus zapatos.     


    
                            

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