MARTES, DÍA 23 DE JUNIO
CUANDO LA MUERTE ES PRODUCIDA POR LA VEJEZ
El cuerpo se va agotando por muy perfecto que sea, desaparecen las ganas de vivir, porque supongo que se llega a pensar en muchos casos, cuando se llega a los 88 años, que ya no se sirve para nada, que no sea molestar o ser un estorbo incluso para los mismos tuyos. La vida cambia demasiado deprisa, sin estar preparado para tal cambio. Se la trajeron del hospital sin esperanzas de vivir mucho tiempo; había entrado el coma hacía unos días, por lo que no se daba cuenta de nada.
Pregunté por ella para saber cómo estaba cuando salí del Colegio y me dijeron que igual; a los cinco minutos fallecía. Era la suya una muerte anunciada. ¿Para qué prolongar su agonía con sueros o medicamentos? Manolo y Claudio, sus hijos, así me lo dijeron, con enorme resignación.
Es la primera muerte que se da en la calle donde vivimos; aunque pensándolo bien, aún sin recordar las imágenes del hecho, creo que su marido murió también aquí.
Qué descanse su alma en paz es nuestro deseo, y mi oración -si es que sirve de algo - se unirá a la que hace algunos días eleve por Carlos, hijo de Eugenio y Marina.
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