114 .- CORRE, CORRE QUE TE PILLA ( I )
En solada azotea,
jugaban en aquel día.
la mayor de las tristezas
y la eterna alegría,
con el corre que te pilla.
Una niña pizpireta
y bastante presumida,
el viejo juego contempla,
entre la ropa tendida,
bien sentada en una silla.
La joven no se da cuenta,
que l placer que ella sentía
y el conjunto de sus penas,
que andaban en tropelía,
son los que n el juego veía.
Porque casi la atropella,
fugaz, se oculta la risa,
sin que pueda ser eterna,
fue rápida la desdicha,
cortándole la salida.
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