Por ser muy extenso esta especie de cuento en verso lo pondremos en varias partes.
4 .- LA MALDICIÓN DEL VERDE RANO ( I )
del viejo banco,
de hierro fundido,
que hay en mi patio,
me topé ayer,
con un gran rano,
vestido verde,
dedos descalzos,
mirar perdido,
desorientado,
como loco iba,
horripilado.
Pensé tomarlo
entre mis manos,
para preguntarle
al bello rano,
sobre las causas
de su quebranto.
Cuando lo cogí,
siguió croando,
me miró fijo,
como dudando.
penas de rano,
penitas verdes,
a un ser extraño,
suena imposible,
no hay que pensarlo.
Las arruguitas
de mis dos manos,
la luz clara de
mis ojos claros,
la tibia voz de
mis secos labios,
han animado
al pobre rano,
a confesarme
su mal extraño.
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