UN AÑO ANTES DE LAS BODAS DE ORO

Jueves, 24 de enero de 2019. 

A 118 días de las BODAS DE ORO 

        Y VA DE DIENTES, DE DOLOR Y DE MORDIDAS 

                   A POR LAS BOCAS SANAS 

 

 

 

 

             Pobre Rosa cuando decidió arreglarse la boca. De nada sirve decir, a toro pasado, “Si llego a saber mi padecer, me borro del invento” ¡A buenas horas mangas largas! 

 

            El arreglo está en marcha; los dolores, padecidos algunos y por padecer, los más gordos. Los dineros, en estos casos, menos importantes, bien financiados y los resultados, por ver. Pregunta obligada cuando termine el largo proceso bucal: ¿Mereció la pena? 

  

            Por el bien de Rosa, que todo salga bien, que el trasteo dental llegue a feliz término y que, como otras “dolencias” pasadas, pasen a inscribirse sin alborotos y con pocas penas, en el libro de las efemérides a contar y a pronto olvidar. 

 

             Metido de lleno, en este juego de escribir todos los días algo sobre algo; hoy le tocó el turno al, siempre de actualidad, tema odontológico, del que estuve, sin saber por qué, algo alejado, teórica y prácticamente. 

 

             Y me llaman la atención muchas de las cosas, casos  y cuentas que merodean por su rededor: Los grandes “pelotazos” económicos y los frecuentes fraudes de muchas grandes clínicas dentales que abandonan a sus clientes, ocasionándoles grandes pérdidas dinerarias  e irreparables daños  físicos; las contrataciones  de jóvenes odontólogos, recién terminados sus estudios, pagándoles poco y mal; los casos de intrusismo y de falsas titulaciones; los enjuagues de las financieras y otras “desabridas menudencias” que en nada favorecen el mundo de los arreglos bucales  por estética o por necesidad. 

 

            Y, en el lado positivo que no debemos olvidar, Las muchas clínicas dentales que funcionan bien; que están “abarrotás” de clientes; que tratan bien a sus empleados; que dan un buen servicio para mejorar las digestiones y tener más guaperas, de inmaculadas dentaduras y perfectos dientes en nuestros pueblos y ciudades. 

 

            Y orgullosos podemos decir que, en esta España de hoy, aunque algunos no lo crean, ya nos sobra “pasta” (euros) hasta para comer (lo de bien o mal depende de cada uno) y para arreglarnos las herramientas masticadoras y la buena colocación de los dientes y  así, salir bien en las fotos de los  móviles que, por cierto, tienen un nombre que no me acuerdo ahora (Es algo como “selfi” o parecido)