Viernes, día 25 de agosto
BINGOS, LÍNEAS, CONVERSACIONES DE DISTINTO
SIGNO Y EL GATO DE LA VENTANA
O
no tienes nada que contar o se te acumulan
las anécdotas o las que no lo son y podrás con todo rellenar una
veintena de hojas.
Antonio insiste a las mujeres y las anima para ir al Bingo, a mí no me dice nada porque sabe que no me agrada. Se marchan y yo me quedo en la Góndola charlando con Núñez y Gonzalo.
Cuando regresó a casa todavía no han vuelto y me acuesto tranquilamente. La entrada al llegar es triunfal y llena de felicidad han cantado y obtenido algunos miles de pesetas y tonto de mí, lo que debe alegrarme y en el fondo me alegra, me entristece por tercera persona, que empieza a fastidiarme por su afición a lo que yo empiezo a llamar como vicio y que cuenta además con el beneplácito de una cuarta y por las críticas hacía mí de quintas personas.
El diálogo de sordos, de egoísmos por ambas partes, termina en bronca, en conversación de alejamiento, en una escena casi habitual por lo repetida y cuando la calma parece que tiene visos de aparecer, un gato blanco, como en escenas tan dispares y enlazadas de los sueños, se asoma a la ventana abierta de nuestro dormitorio y en lugar de huir salta hacia el interior buscando refugio debajo de la cama.
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