Sin apenas darme cuenta,
los días se me escaparon,
los años fui consumiendo,
bebí la vida de un trago.
Hoy, las espitas del tiempo,
céleres, se van cerrando,
las cuerdas de mi existencia,
prestas, se han acortado
y las llamas de mis velas,
lentas, se van apagando,
perdiendo su clara luz,
alumbrando desencantos.
No sé las horas que tengo,
ni los meses, ni los años,
sé, los que ya consumí,
sin poder recuperarlos.
Cuantas cosas, cuanta vida,
tiré al pozo del pasado,
de las que sólo me quedan
algunos borrosos trazos,
estampas desdibujadas,
bocetos inacabados.
¿Dónde guardar un trozo de
vida, para no gastarlo?
¿A quién habrá de pedirle
aquiescencia para usarlo?
¿Por qué el barco de mi vida,
no ha de seguir navegando,
por qué tiene que morir
en un varadero, anclado,
si siempre fui marinero
de la vida enamorado?
El Viso del Alcor, 4 de Marzo de 2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario