Martes, día 28 de marzo
EVIDENCIA Y PRESUNCIÓN
Siempre creí que lo evidente era aquello que no necesita
de demostración, mientras que la presunción supone que no está probado algo.
Pero por ironía de la vida que nos ha tocado vivir, la
evidencia no sirve para nada y la presunción es la coartada de los que
evidentemente se mueven fuera de la ley.
Si hasta los menores saben en que determinados lugares
entran y salen los consumidores de drogas; si la policía, tras registros,
descubre que portan droga al salir de ellos; si hasta algunos firman
declaraciones de haberla comprado allí; si hasta los propietarios de las
viviendas donde se trafica dicen que en
sus casas venden lo que les venga en gana…, es evidente que en esos lugares hay
tráfico de droga. En definitiva, todo el mundo termina por saber esto.
Se registra un día, con la
correspondiente orden judicial y no se da con el escondite, no se encuentra
nada que huela a droga; eso sí, hay una balanza de precisión, algún que otro
milloncejo, medicinas poco habituales, papel de plata, mucho lujo, etc., etc. Y
todo el mundo sabe también que su propietario es un “presunto”.
Aunque para las pobres madres afectadas que un día sí y
el otro también me visitan a la Sede, en la Alcaldía o en cualquier lugar, porque ya no aguantan y con razón, sí
entienden, porque lo están padeciendo en sus propias carnes, lo que es la
“evidencia”, y al “presunto” para el juez, ellas le llaman el más grande de los
hijos de putas.
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