Jueves, 23 de agosto de 2018.
A 273 días de las BODAS DE ORO
TONTOS Y LISTOS DE ESTE PAÍS DE TONTOS Y LISTOS
Unas preguntas al aire ¿Hay, en este país, tantos tontos y listos como decimos o pensamos los españoles? ¿Hay en España más tontos que listos o más listos que tontos? ¿Ser español te obliga a alistarte en el listado de los listos o de los tontos? ¿Cómo creemos los españoles que se vive mejor, interpretando el papel de listo o el de tonto? Que cada uno de nosotros, si le apetece, responda a las preguntas anteriores. Como las respuestas están bajo secreto de sumario que nadie se alarme o preocupe por su elección de listo o de tonto en este rocambolesco cuestionario.
Antes de seguir con este intrascendente parlamento, aclaro, para salvaguarda de mi yo, que trataré de eliminar los matices peyorativos o de moralidad que encierran el acusar a muchos españoles de tontos o de listos. Y, de paso, pido disculpas a los que me lean, si se sienten molestos por lo escrito.
El listado de tontos aquí, en España, es ilimitado. Los hay de nacimiento, los hay de vocación, de estudio o de no se sabe por qué. Cada cual elige su rol o sus roles de ser tonto o ser listo, o las dos cosas a la vez. Ser tonto, en España, no cuesta dinero, ni se paga impuesto alguno y ser listo exige haber realizado varios máster en “cara dura” y en “experiencia lucrativa”.
Existen muchas clases de tontos, “tontos de nacimiento”, “tontos del bote”, “tontos de capirote”, “tontos de leche”, “tontos de remate”, “tontos de baba”, “tontos de mierda”, “tontos de cine”. Cada uno de vosotros, lectores, podría añadir otros tipos de tontos en este singular álbum.
Con los listos resulta más difícil hacer un listado similar al de los tontos, por eso de ser más listo. Destacan entre ellos, “el listo de turno”, “el listo de mierda”, “el listillo”. Y, como clase muy especial en la actualidad, “el listo de la política”, numeroso ejército de vividores en estos tiempos de río revuelto.
Ser listo o tonto, en España, es lotería barata en la que jugamos casi todos, con mayor o menor fortuna. Si te toca en el bando de los tontos, amárrate los machos y búscate buenos padrinos para librarte del marrón de ser el tonto de la película o del pueblo. Si te toca en el grupete de los listos, búscate buenos abogados para el futuro, pues es fácil pasar de un listado a otro y, además, se te queda carita de tonto cuando se produce el cambio.
Mientras tanto, en este país, mandan los tontos ya sean del bote, de leche, de capirote, de nacimiento, de mierda, de baba, de remate, de película, etc., que antes fueron listos de turno o grandes listillos y siguen siéndolo para mal de los españoles, más tontos que “mi pobre José”.
Termino sin saber dónde me encuentro encuadrado, en el grupo de los tontos consentidos o en el de los listos ornados de pasotismo; en el grupo de los tontos, tontos, o en el de los pobres listos, o quizás en el de los “entreveraos”, a veces, tontos y a veces, listos. Señores y señoras escojan.
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