70.- AL AIRE MANDÉ MIS VERSOS
Al aire mandé mis versos
a buscar oídos nuevos,
al aire yo los mandé,
porque se estaban muriendo
de pena, por no encontrar
ojos que quieran leerlos.
Al aire yo los mandé,
y en el aire se perdieron,
ahora, su pena es mía,
y con ella, purgo y muero,
por no saber dónde están,
aquellos, mis pobres versos.
Muchos horas yo pasé
preguntándole a los vientos,
si, en algunos de sus viajes,
mis perdidos versos, vieron.
Siempre las mismas respuestas,
siempre iguales argumentos:
los vientos no están aquí
para encontrar viejos versos,
que para ello, los humanos,
gozan de bastante tiempo.
Malayas sean las horas
en que mandé yo mis versos
a los aires, a buscar
ojos y oídos despiertos.
Sólo me queda esperar
parábola de otro tiempo,
en la que, como hijos pródigos,
vuelvan rudos a mi encuentro
y que, para siempre olviden,
si alguien quiere, o no leerlos,
que con estar siempre juntos,
basta, para estar contentos,
yo, con mis versos queridos,
vosotros, con vuestro dueño,
el aire, para un respiro
y para viajar, los vientos.
Santa Cristina, A Coruña, 9 de Julio de 2022
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