Un par de trabajos rápidos sobre una persona que tuvo mucha importancia también en algunos años de nuestras vidas, cuando nuestra tía Carmen ya no podía con la carga de llevar la casa y nuestra madre, que seguía en la briega de su costura, que nunca abandonó, no podía ocuparse de ella, se incorporó a esta tarea; así como para ayudarla en sus dos fracturas de la cabeza del femur, para moverse por casa.
Maimona, que este era su nombre, tenía un trato exquisito con ella y con todos nosotros, cuando visitábamos a nuestros seres queridos, especialmente en la vivienda de la calle Teniente Coronel Seguí, a nuestra madre, en casi todas las vacaciones que nos permitía nuestro magisterio y que, la verdad sea dicha, no eran pocas. Curiosamente, siempre vivimos en aquella casa, hasta el fallecimiento de nuestra querida y jamás olvidada madre. Luego, hemos realizado bastantes viajes a nuestra ciudad por motivos diferentes y en todos estos casos, residimos en hoteles o en el hogar, del que fuera como nuestro hermano pequeño, nuestro igualmente querido José Ángel, que también moró en ella gran parte de su vida, y de su compañera de viaje, muy amada por nosotros, Ángela.
Era algo mayor cuando la conocimos y sus arrugas en el rostro, nada tenían que ver con
su amabilidad y su trato exquisito para con nosotros. Cocinaba estupendamente y cuando viajábamos con la gente menuda a casa, uno de los platos preferidos por todos era el "Cuscu", que lo hacía de maravilla con todos sus adimentos, típicamente moruno. Y que entre sus muchas curiosidades, tenía una habilidad tremenda para hacer diferentes platos, sin olvidar sus especias, el pollo; pero que ella no lo comía, porque estos lo compraba en las tiendas ya muertos, matados,como decía ella, y ellos estaban acostumbrados sólo a comerlo, cuando los mataban ellos. Una excelente mujer, que ayudó mientras estuvo en casa, a nuestra madre, sin un mal gesto y con verdadero cariño.
Maimona era viuda y al terminar sus trabajo en nuestra casa, tenía que atender a los suyos, y a la prole de una hermana, que había sido abandonada por su marido, en cuya casa vivía.
El otro dibujo, responde al rostro de otro anciano típico del Magreb.
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