El dibujo de hoy, que es una combinación de tres, fue realizado cuando sólo tenía 10 años y para estas edades, puede considerarse como una auténtica joya. Lo curioso de Dieguito, disculpa mi diminutivo cariñoso, es que es muy osado y atrevido, que no le importa enfrentarse ante la frialdad de un papel en blanco, todavía virgen, al que valientemente le va a dar vida a través de sus criaturas.
En esta obra hay un derroche de color, casi una explosión de estos, atrevidas luces y sombras; hay movimiento, existe armonía en su conjunto y refleja perfectamente el contraste entre los personajes del mismo; la agresividad del dibujo central no tiene nada que ver con la paz del que le acompaña, ni con la mirada socarrona del jabalí.
No se cansa uno de observar este dibujo, que incluso podría servir de portada de cualquier cómic manga o de su cabecera, y terminas por aceptar sencillamente que te gusta.
Otra de sus cualidades, que hemos señalado reiteradamente en sus apariciones aquí, es que son obras pacientemente cuidadas por él, siendo limpias, frescas y claras para la visión de cualquier observador.
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