Ayer colgamos el retrato de Mari y hoy lo hacemos con el de su pareja, que como os indicábamos, se trata de uno de mis "repetidos", Dani, y del que no atrevo a señalar ninguna de sus virtudes, que las tiene como todos los mortales, por aquello de que me resulte ser muy poco objetivo al mirarlo como padre de la criatura; me basta con señalar con todo lo que abarca la expresión de ser muy buena gente, muy trabajador e incapaz de hacer ni desear mal a nadie. Lo que sí me gustaría destacar de él es su permanente y grata sonrisa; hasta tal punto que, en una caricatura suya realizada por Clim, en el pequeño pergamino que le acompaña, porta el título de "El riseñor de los Alcores". Mari, ¿Sabes qué te digo? Que si lo tuyo fue una fortuna para todos nosotros, tú también la tuviste al tener como marido una buena persona. ¡Qué seáis lo felices que deseáis y además, merecéis!
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